Leer los tres primeros capítulos de la obra.



Capítulo  I


“OPERACIÓN ATRIO”





Cuando el Gobierno viola los derechos del pueblo,
la insurrección es el más sagrado de los derechos
y el más indispensable de los deberes

La Fayette


Mi vida toma un giro radical un 9 de mayo de 2006. Desde primeras horas de la mañana, la concentración policial que tiene lugar en los alrededores de la sede central de Afinsa Bienes Tangibles, S.A., empresa en la que tengo invertida una importante cantidad de dinero, es impresionante. Alrededor de las diez, varias decenas de policías, armados con fusiles de asalto, irrumpen en las dependencias. Todo transcurre en cuestión de minutos. Los ladridos de los perros, controlados a duras penas por los agentes, atemorizan a los empleados. Las misteriosas bolsas negras que portan algunos funcionarios del Departamento de Aduanas y de la Agencia Tributaria, las carreras, los gritos ordenando a las empleadas que no toquen sus bolsos ni accedan a los ordenadores (algunos trabajadores contarían posteriormente que fueron literalmente empujados contra la pared), constituyen un espectáculo digno de la mejor película policíaca:

“Nadie podía sospechar lo que el día 9 de mayo de 2006 nos tenía preparado. Aquel día, “alguien” decidió que sería el principio del fin de una empresa que llevaba 26 años trabajando honradamente y cumplía con todos los compromisos que había adquirido con sus clientes.

Serían aproximadamente las 9:20 horas cuando salí de la sede social para hacer unas gestiones particulares en una entidad bancaria situada en la misma Calle Génova. Al pasar por la esquina de la Audiencia Nacional observé a unas treinta o cuarenta personas que estaban distribuidas en varios grupos. “Otro día movido”, pensé, y así se lo comenté a la empleada del banco mientras hablábamos de lo entretenidos que estábamos en esa zona de Madrid.

Al regresar a la oficina me topé con una masa azul oscura; un policía que portaba un fusil y bloqueaba literalmente la entrada. Le dije que era empleado de la empresa y pregunté qué era lo que había ocurrido, pensando que, dada nuestra proximidad a la Audiencia Nacional, podíamos tener algún aviso para desalojarla oficina. El policía comenzó a hablar a través de un micro instalado en el hombro de su uniforme. A los pocos minutos, salió una señora que me pidió que me identificara, tras lo cual fuimos a mi despacho. Al pasar por el hall de entrada pude ver con más detenimiento que todas las personas que estaban en la esquina de la Audiencia llevaban chalecos amarillos. Al llegar al despacho me entregaron un escrito y se me instó a leerlo. No daba crédito a mis ojos. Era la orden por la que se intervenía Afinsa, con la lista de acusaciones contra sus gestores. A partir de ese momento, nervios. No sabía a quién dirigirme, pues no localizaba a los abogados de la empresa, ni podía contactar con la Dirección porque tenían los móviles apagados. Más tarde sabría que, en aquellos momentos, una dotación compuesta por más de veinte policías estaba llevando a cabo un minucioso registro en el domicilio de los altos directivos de Afinsa.

Cuando la Secretaria Judicial procedía a salir de mi despacho, apareció “ÉL”; pelo negro, alto, enjuto, creo que sin chaleco amarillo, dando órdenes a diestro y siniestro: “Comunique usted que nadie toque los ordenadores y que los empleados abandonen la oficina. Ni agendas, ni papeles, ni nada. ¡Todo el mundo a la calle!”. Se tardó en abandonar la oficina, pues a la salida teníamos que enseñar el DNI y las compañeras tenían que abrir los bolsos y enseñar su interior. Parecía una redada antidroga, con una sutil diferencia: nosotros éramos unos trabajadores que ese nefasto 9 de mayo de 2006 habíamos acudido a nuestro puesto de trabajo y que ahora salíamos precipitadamente, por la puerta trasera, escoltados por la policía”.

Quien así se expresa es un antiguo directivo de la compañía. “Él” no es otro que el fiscal Alejandro Luzón, de la Fiscalía Anticorrupción. El testimonio de este directivo nos da una idea de lo que debieron de ser aquellas primeras horas, que convirtieron su lugar habitual de trabajo en un escenario de pesadilla.

El despliegue informativo que acompaña la acción policial desde el primer momento es de todo menos “secreto”. Las cámaras de Telecinco, oportunamente convocadas y estratégicamente situadas en las Calles Génova —sede de Afinsa— y José Abascal —sede de Fórum Filatélico—están preparadas desde las 8:00 de la mañana para transmitir las imágenes del asalto, que tendrá lugar un par de horas más tarde. En la sede social de Afinsa, los trabajadores, situados en las cinco primeras plantas del edificio, tienen conocimiento de la intervención que está teniendo lugar en la entreplanta a través de las noticias difundidas por Internet.

Una empleada recuerda aquellos primeros minutos del asalto:

“Llegaron y nos conminaron a todos a salir a la calle. Más tarde supimos que pesaba una orden de secreto sumarial sobre la intervención y, sin embargo, las cámaras de Telecinco, perfectamente apostadas en la acera de la Calle Génova, recogían todo lo que allí estaba sucediendo”.

Las filtraciones a los medios de comunicación van a ser la tónica general desde el primer momento de la intervención: fuentes autorizadas, fuentes de la Fiscalía Anticorrupción, fuentes de la Agencia Tributaria, y no se sabe cuántas fuentes más, filtran noticias que, cuanto menos, calificaríamos como tóxicas; auténticas cortinas de humo lanzadas con el fin de distraer la atención. Siempre en el momento preciso, oportunamente,  según conviene y en el instante adecuado.

Yo no daba crédito a lo que estaba sucediendo. Algo no encajaba. Como cliente de Afinsa desde hacía varios años, jamás pensé que las cantidades por mí invertidas en la compra de filatelia estuviesen en riesgo. Todos los informes recabados antes de invertir en la empresa, líder en el sector de los bienes tangibles, habían sido inmejorables, como inmejorable había sido la relación empresa-cliente desde que opté por adquirir lotes filatélicos como un medio alternativo y seguro de inversión.

Pasan las horas y la angustia va en aumento. Las primeras imágenes de las actuaciones policiales inundan los telediarios de mediodía, pero son las agencias de prensa oficiales y los periódicos digitales los que avanzan la noticia. El protagonismo de Internet en los primeros momentos de las actuaciones es absoluto. A través de la prensa digital se adelantan los titulares que aparecerán en los diarios de papel al día siguiente. Todos, sin excepción, dedican sus portadas al asunto con titulares a cual más sensacionalista que validan, de facto, la teoría de la estafa: “350.000 afectados por una estafa piramidal” (El País, 10.05.2005); “Golpe a dos empresas de filatelia que estafaban con un sistema piramidal” (El Periódico de Cataluña, 10.05.2006).

Algunos de ellos completan sus cabeceras con inquietantes informaciones que han resultado ser completamente falsas: “Afinsa y Fórum crearon una red de sociedades fantasma para crear compras en el extranjero” (El País, 11.05.2006). Otras, igualmente falsas,  apuntaban como fuente directa a los cuerpos de policía: “Los máximos directivos de Fórum y Afinsa detenidos por presunta estafa”, “Confiscados 10 millones de euros en efectivo (…) En el domicilio de uno de los consejeros de Afinsa arrestados, la policía encontró unos 10 millones de euros en efectivo, dinero que habría sido requisado” (Expansión, 11.05.2006), “La policía dice que halló en el sótano de Afinsa planchas para fabricar sellos” (Expansión, Empresas y Finanzas, 10.05.2006).

En las primeras horas de la tarde, la policía permite el acceso a la zona. Comienzan a llegar los clientes. El shock inicial por lo que está sucediendo da paso a una relativa toma de conciencia sobre la dimensión del asunto. Se escuchan voces indignadas por el atropello y algunos llantos, que son morbosamente recogidos por las cámaras de televisión; pero no se escucha un sólo reproche hacia la empresa o sus directivos. Las protestas y acusaciones lanzadas van en otra dirección: “Esto es una expropiación en toda regla”, “Esto es otra RUMASA”, “Quieren tapar lo de Bono”, “Esto es una locura”, “¿Pero qué ha hecho el Gobierno?”

Hay quien va más allá: “Esto es cosa de la banca. De Botín” (en caso de ser cierta la anécdota relatada por muchos —pero no confirmada—de que cinco días antes de la puesta en marcha del saqueo, Emilio Botín y Alfredo Pérez Rubalcaba mantuvieron una reunión en el Hotel Atrio, de Valladolid, no dejaría de resultar una curiosa coincidencia el hecho de que el nombre del hotel de tres estrellas, en el que presumiblemente se vieron, coincida con el nombre en clave utilizado por la policía para referirse a la intervención: “Operación Atrio”).

El primer registro finaliza a altas horas de la madrugada del día 10 de mayo. Para entonces, la alarma social es enorme, y la imponente maquinaria puesta en marcha para generar un determinado estado de opinión ya corre desbocada. Los ecos del revuelo ocasionado por la noticia de la intervención son de tal magnitud que pronto apagan el escándalo producido por otra noticia de alcance ocurrida el día anterior. En el centro de la misma, como protagonistas absolutos, tres policías, dos militantes del Partido Popular y un Ministro de Defensa: José Bono.


“Caso Bono”


Hagamos memoria. Aproximadamente un año antes de la intervención, el 25 de enero de 2005, para ser más exactos, durante una manifestación convocada en Madrid por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, la Policía detiene a dos militantes del Partido Popular bajo una acusación muy grave: actos de agresión contra el entonces Ministro de Defensa socialista, José Bono. Los presuntos agresores son puestos en libertad cuatro horas y media más tarde.

Indignado ante lo que había sucedido, y considerando que las actuaciones contra los militantes habían sido irregulares, el Partido Popular emprende acciones legales contra los policías autores de las detenciones. El juicio oral a los tres agentes acusados tiene lugar en abril de 2006. El lunes 8 de mayo de 2006 la Audiencia Provincial hace pública la sentencia. Se condena a los tres policías por detención ilegal, coacciones y falsificación de documento público. El revuelo mediático es impresionante.

La sensacionalista intervención judicial de Afinsa y Fórum Filatélico, a golpe de metralleta, tiene lugar al día siguiente: el 9 de mayo. Con el asalto a las sedes de las filatélicas, la noticia de la detención de los policías y la falsedad de las acusaciones del ministro contra los militantes del Partido Popular van a quedar totalmente neutralizadas.

“No quiero pensar mal y pensar que esto es una respuesta para tapar el gravísimo deterioro democrático que supone la detención de militantes del Partido Popular sin ningún fundamento y sin más motivo que el de ser militantes” (El Mundo 10.05.2006).

Con estas palabras, que cuestionan los verdaderos motivos de la intervención, el entonces Portavoz Adjunto de Economía del Partido Popular, Vicente Martínez Pujalte, lanza una primera andanada al Gobierno. El diputado popular deja abierta la posibilidad de que la aparatosa maquinaria puesta en marcha con la “Operación Atrio” obedeciese, en realidad, a un intento de distraer a la opinión pública y desviar la atención puesta sobre el “Caso Bono”.

Aunque tan solo en una ínfima parte, así era.


                                                            Capítulo II


          EL DOGMA PETRIFICADO


Se interviene Afinsa. La investigación está bajo secreto de sumario y, sin embargo, las cámaras de Telecinco, estratégicamente situadas en la Calle Génova, de Madrid, frente a las puertas de la sede de la compañía, retransmiten el registro policial en tiempo real. Las imágenes muestran una calle bloqueada por furgones policiales, plagada de agentes armados hasta los dientes y policías de Aduanas entrando y saliendo del edificio con bolsas negras. A Telecinco se suman en poco tiempo las televisiones de otras cadenas, un nutrido grupo de fotógrafos de prensa y locutores de emisoras  de radio. El objetivo no es otro que el de vender un falso montaje a la sociedad española.

La inquietante puesta en escena no obedece en absoluto a la propia del registro de una empresa, y sí a la desarticulación violenta de una banda de peligrosos delincuentes. En semejante tipo de actuaciones, los policías corren el riesgo de ser recibidos a tiros, y el botín, cuando se encuentra, resulta ser un alijo de droga, de mercancía robada, de fajos de dinero ilícito o falsificado. Lo que nos muestran ese 9 de mayo de 2006 es el escenario propio del desmantelamiento de una red de mafiosos, de la detención de unos secuestradores que custodian un zulo, o de unos terroristas pillados con las manos en la masa durante la operación de montaje de un coche bomba.

¿Para qué aquellos perros, aquellas armas, aquellas bolsas negras? ¿Creían quienes idearon ese operativo que los directivos o los empleados de Afinsa repelerían a tiros a la policía? ¿Creía el Ministerio del Interior, o el juez que firmó la orden de registro, que en la sede de Afinsa se guardaban drogas o alijos de objetos robados? ¿Dinero ilícito, tal vez? ¿Por qué tanto sensacionalismo?

La respuesta es sencilla. Y perversa. Una mentira no se convierte en verdad por mucho que se repita. Una mentira lo es siempre, de principio a fin. Pero una mentira que se repite miles de veces, finalmente crea una apariencia de verdad, y termina por convertirse en dogma.

No quisiera confundir al lector. No estoy hablando de un dogma religioso o un dogma de fe, verdades ambas muy diferentes a lo que realmente quiero referirme. Hablo de “dogma”, ateniéndome al diccionario de la Real Academia, como de “aquella proposición que se asienta por firme y cierta y como principio innegable”. Una estrategia que Goebbels hiciera famosa en la Alemania nazi, pero cuya formulación teórica es muy anterior a esa siniestra etapa de la historia y que merece ser traída a colación.

A finales del s. XIX, una corriente de investigación histórica propuso la Teoría del Dogma Petrificado, según la cual una falsedad, por repetición, es aceptada por las masas como una realidad hasta el punto de convertir la mentira en un dogma aceptado como cierto. En los inicios del proceso, el dogma puede tambalearse; puede surgir quien lo cuestione, y ese es el principal riesgo al que se enfrenta el autor (en este caso, autores) de la falsedad. Tendrá que transcurrir cierto tiempo para que el dogma se petrifique, se consolide, hasta hacerse casi indestructible. Antiguamente, ese proceso de petrificación podía tardar décadas, o incluso siglos. Fue Goebbels quien consiguió reducirlo a cuestión de meses. La estrategia no es otra que la de repetir la mentira elegida una y otra vez, por todos los métodos, a todas horas, de manera continuada, insistente y machacona. Sin descanso. Hoy, gracias a los medios de comunicación, la petrificación del dogma puede conseguirse en mucho menos tiempo del utilizado por el ideólogo de la Alemania nazi.

Eso fue lo que sucedió aquel día 9 de mayo de 2006: la puesta en marcha de una increíble red de falsedades, de mentiras, desde primera hora de la mañana, que perdura para muchos hasta el día de hoy. Los perros, las armas, las bolsas negras, la desproporcionada cantidad de furgones y de policías, tenían una finalidad muy concreta. La presencia de las cámaras de televisión, apostadas frente a la sede de Afinsa desde el primer instante de la intervención, buscaba crear y petrificar el dogma con la mayor rapidez posible. Se perseguía un objetivo múltiple: en primer lugar, transmitir la idea de que desde Afinsa se habían cometido hechos terriblemente delictivos que merecían semejante despliegue; en segundo lugar, algo igualmente perverso: destruir en cuestión de horas, o de minutos, la imagen de credibilidad que la compañía se había labrado durante más de un cuarto de siglo; y, por último, neutralizar  cualquier intento de autodefensa por parte de sus gestores. Una vez petrificado el dogma, cada declaración, cada afirmación, cada imagen de un directivo de Afinsa, será la declaración, la afirmación o la imagen de un delincuente. Para eso se dio aviso a Telecinco. Para eso las armas, las bolsas negras, los perros, los fusiles de asalto…

En este escenario de pesadilla, la primera mentira corrió como un reguero de pólvora. A media mañana no había manera de conectar una cadena de televisión, una emisora de radio o un periódico digital que, de forma premeditada o inocente, no estuviera actuando como correa de transmisión de una información que lanzaba idénticos mensajes: un nutrido destacamento de policías con perros, armas y bolsas negras salía y entraba de la sede de Afinsa. Se había detenido a toda la cúpula directiva. Esa era la noticia sensacionalista que debía ser difundida una y otra vez.

Pero todo lo anterior no era suficiente. Hacía falta algo más, un detalle realmente importante. Para que el plan surtiese el efecto deseado, para que el dogma tomase forma, los clientes debían dirigir sus miradas, sus iras y sus reproches hacia la compañía saqueada. Una segunda y tremenda falsedad comenzó entonces a deslizarse en paralelo a la anterior. Y con los mismos métodos. Los urdidores de la trama necesitaban otra mentira añadida, y los titulares de prensa les van a facilitar el trabajo: ¡impresionante estafa piramidal a miles de clientes! Ese era el dogma.

Afinsa, según los saqueadores goebbelianos, había estafado a sus clientes. Conforme a todas las consignas, la compañía de bienes tangibles había montado, en el transcurso de veinticinco años, una enorme trama para robar a las personas que le habían confiado sus inversiones. Esos debían ser los titulares. Gracias a ellos, el dogma se petrifica a la velocidad deseada. En aquel 9 de mayo de 2006, España entera se acuesta creyendo a pies juntillas todo lo visto y oído a través de los medios de comunicación: los propietarios y los directivos de Afinsa eran unos estafadores. A partir de ese momento, las más de 192.000 víctimas conforman, una confusa, dispersa, dividida  y desorganizada marabunta de clientes que son tachados por la sociedad de listos y avariciosos. En un experimento de manipulación social de proporciones gigantescas, los saqueadores consiguen su propósito: una mayoría de perjudicados acaban por admitir —sí o sí— haber sido estafados por la compañía saqueada. ¡Bien merecido lo tenían! En términos de diseño, y a la vista de los resultados obtenidos, justo es reconocer que la operación resulta perfecta y tan magistral como maquiavélica.

Durante los días sucesivos al 9 de mayo, la operación de desgaste y el acoso y derribo mediático continúan sin tregua. Abierta la veda y petrificado el dogma, la parte más dura del trabajo estaba hecha. Tan sólo bastaba alimentar la hoguera con el cualquier material combustible adecuado y dejar que las cosas siguieran su curso. Analistas y tertulianos radiofónicos y televisivos, que no tenían ni la menor idea de lo que realmente estaba sucediendo, se prestaron al juego de los saqueadores, de manera voluntaria y entusiasta, en un ejercicio de linchamiento colectivo al que se podía apuntar cualquiera. Las mentiras se iban deslizando e introduciendo en la psique colectiva de los españoles ante el pasmo y la mirada crédula de millones de personas, pero también ante la angustia de quienes no creíamos tan graves acusaciones: Afinsa no tenía sellos —decían— y, aún en el supuesto de que los tuviera, eran falsos; Afinsa tenía un agujero patrimonial de miles de millones; Afinsa no tenía liquidez para atender sus compromisos inmediatos; Afinsa había evadido capitales al extranjero; un alto cargo de Afinsa había escondido 10 millones de euros en un zulo de escayola construido en su lujoso chalet de la exclusiva urbanización de La Moraleja, en Madrid; Afinsa…

El cruel y frío Goebbels no lo hubiera hecho mejor. Con el tiempo, sin embargo, las cosas han cambiado. Aunque muy lentamente, la verdad se va abriendo paso. Todas y cada una de esas acusaciones, junto con otras igualmente graves, se han ido cayendo.

Pero derribar un dogma petrificado resulta extraordinariamente difícil, cuando no imposible.  Una vez que la mentira se ha consolidado, es necesario llevar a cabo un enorme esfuerzo para restituir la verdad. Y, para ello, no basta cualquier método. Hay que desmontar el dogma pieza a pieza, buscar cada dato, cada evidencia, cada documento que facilite la destrucción de la gran mentira. Hay que romper la piedra con enorme paciencia para atravesar una densa barrera de escepticismo; aportar mil certezas por cada falsedad férreamente instalada, y hacerlo de manera definitiva, sin dejar un mínimo resquicio en el que pueda ocultarse, agazapada, la duda. Ardua y constante labor ésta —pero necesaria—, a la que están dedicadas las restantes páginas. A destruir la gran mentira y a exponer toda la verdad.

Cuando un Estado interviene una empresa lo hace para proteger los intereses de sus clientes, de sus empleados, de sus acreedores y, en última instancia, para tratar de salvar la propia empresa. Esos, y no otros, deben ser los motivos que justifiquen una intervención. Pues bien: en el caso de Afinsa ni uno sólo de esos objetivos se ha cumplido. La empresa cesó su actividad en el mismo instante en que fue intervenida. Los clientes fuimos expoliados de nuestras inversiones y los empleados y comerciales fueron fulminantemente despedidos.  Nadie, aparentemente, ha salido beneficiado de las actuaciones de la Fiscalía Anticorrupción.


  

Capítulo  III


EL VALOR DE AFINSA


La Historia y la Literatura, están llenas de ejemplos. Para que exista un saqueo debe existir, igualmente, un expolio: el llamado botín del vencedor. Algo que el saqueador desee poseer ardientemente, bien porque el objeto de su deseo tenga para él un gran valor, bien porque lo que el predador externo realmente ansíe sea ocupar el espacio fértil —ahora vacío— que ha dejado su víctima; tomar el control del nuevo orden generado, una vez se haya consumado el expolio, y hacerse con todos los beneficios colaterales que, indefectiblemente, dejará tras de sí el saqueo.

Después, y si ello le conviene, el salteador cubrirá con un barniz su acción depredadora. En ocasiones, ese barniz será de carácter filantrópico: se roba a los ricos para dárselo a los pobres, se expropian las tierras para dárselas a los campesinos, etc.; pero éstas serán las menos. Lo normal es que, contando con la ayuda de los gobernantes de turno, el expoliador desarrolle un área nueva de riqueza que supla la que él ha esquilmado.

La fórmula resultante pronto dará paso a nuevas y lucrativas áreas de negocio que harán olvidar quiénes fueron sus víctimas, qué fue lo que les imposibilitó actuar para evitar el expolio, la vejación y el ultraje al que fueron sometidas por el ladrón y —por encima de todo— cuál fue la naturaleza del acto de rapiña primigenio que ha devengado, con el tiempo, tan provechosos resultados.

Siguiendo esta línea argumental, si tomamos como premisa que todo saqueo es en sí mismo una historia que guarda relación con algo de un determinado valor que ha sido esquilmado, o expoliado, la pregunta surge inevitable: ¿Cuál era el valor real de Afinsa?

Comencemos por el principio. La lectura de lo que sigue proporciona una amplia visión del tamaño de la empresa intervenida. Ello justifica, en mi opinión, la extensión del capítulo. El lector, naturalmente, puede optar por prescindir de su lectura o, por el contrario, sumergirse —y de lleno— en sus páginas. Le sugiero lo segundo en la seguridad de que hacerlo así le proporcionará una idea bastante precisa de la enorme pérdida que, en términos de creación de empleo y generación de riqueza, ha supuesto la intervención y destrucción de este imponente grupo empresarial.

Una mirada detallada a la trayectoria de la compañía resultará de gran ayuda para comprender qué exactamente querían conseguir quienes urdieron su saqueo. Permitirá, además, evaluar si verdaderamente nos encontramos —tal y como nos quieren hacer creer— ante las burdas actuaciones de una pandilla de estafadores o si, por el contrario, tenemos ante nosotros la radiografía de un holding cuyo impresionante recorrido nada tiene que ver con la historia que los saqueadores han pretendido hacernos creer.

El detalle de lo que sigue a continuación produce vértigo. A la luz de los fríos datos objetivos, uno se pregunta: ¿cómo se ha podido destruir semejante compañía mediante acusaciones que, más de nueve años después de la intervención, no han sido probadas? Comencemos.

La empresa se funda en octubre de 1980 y, por lo tanto, aquel día 9 de mayo de 2006 la trayectoria de Afinsa contaba ya con más de un cuarto de siglo de existencia. El nombre inicial, Ahorro Filatélico Internacional, que posteriormente evolucionaría al de Afinsa Bienes Tangibles, S.A., se ajustaba fielmente a lo que sería, como misión, el objeto social de la compañía: “Conformar una actividad empresarial consolidada a nivel internacional, especializada en la compra y venta de bienes tangibles de colección, en la comercialización de Sistemas de Inversión basándose en estos bienes y en la dirección de empresas y negocios afines”.

La sociedad cumple, desde el momento mismo de su constitución, con todas las exigencias de la legalidad vigente, lo cual no deja de resultar una obviedad, porque de otro modo no habría podido desarrollar su actividad. Por exigencias del tipo de negocio en que estaba encuadrada, dedica los primeros años de su existencia a formar y consolidar una red comercial.

Además de ser socio fundador y miembro del Consejo de Administración de UNESFIL (Unión Española de Compañías de Inversión Filatélica y Numismática), asociación creada para la protección del inversor en filatelia y numismática bajo sugerencia del propio Ministerio de Economía y Comercio, desde sus comienzos, y de forma continuada, pertenece a prestigiosas asociaciones nacionales e internacionales de empresarios filatélicos del más alto nivel, destacando de entre todas ellas las siguientes: IFSDA (International Federation of Stamp Dealers Associations), máximo órgano regulador del sector a nivel internacional; ASCAT (Asociación de Editores de Catálogos de Sellos), IA (Asociación Internacional de Salas de Subastas), ASECI (Asociación de Empresarios de Coleccionismo e Inversión), ASDA (Asociación Americana de Comerciantes de Filatelia), PTS (Asociación de Comerciantes Filatélicos), APHU (Asociación de Comerciantes de Filatelia de Alemania) y ACOFIL (Asociación de Comerciantes de Portugal). Pertenece, asimismo, a ANFIL, asociación española que, tal y como veremos más adelante, jugará un turbio papel en la maraña que envuelve a la intervención. Por otra parte, con el rango de colaborador estratégico de UPU (Unión Postal Universal), FIP (Federación Internacional de Filatelia) y WADP (Asociación Mundial para el Desarrollo de la Filatelia), en esos primeros años Afinsa promueve la implantación en el sector filatélico español del Decálogo de Ética Filatélica, auténtico código de conducta empresarial de obligado cumplimiento para todo aquel que estuviese adherido a los referidos organismos internacionales.

En 1981 inicia su andadura como organizadora de subastas, actividad que desempeña de forma recurrente hasta el 9 de mayo de 2006, el día de la intervención.  Para entonces, ya cuenta en su haber con más de 500 subastas realizadas. Desde el momento en que se pone en marcha esta actividad, y en adelante, se darán cita en los exclusivos eventos organizados por Afinsa quienes mejor conocen el valor de la inversión relacionada con los coleccionables: expertos compradores nacionales e internacionales.

Durante ese primer periodo, Afinsa comienza a editar revistas y catálogos filatélicos que se convierten en referencia para coleccionistas e inversores de España y Portugal. Esas actividades le valen, entre otros, el Premio Internacional de la Asociación para el Estudio Internacional del Consumo (AIEPEC), que distingue a aquellas empresas acreedoras del reconocimiento público por la calidad de sus productos o servicios.

Entre otros importantes galardones, consigue el sueño de cualquier editor: el premio otorgado por el Ministerio de Cultura al Libro Mejor Editado por el facsímil de Ars Magna, de Raimundo Lulio. Con tan sólo cinco años de existencia, Afinsa ya es acreedora del reconocimiento que le es reservado a aquellas empresas consideradas relevantes en el ámbito del coleccionismo filatélico.

A partir de 1985, y hasta 1990, Afinsa inaugura sedes en Portugal y en distintas provincias de España. En 1985 crea su división de Arte y Antigüedades, con galerías de arte contemporáneo ubicadas en el distrito del arte de Madrid y tiendas de antigüedades en el llamado Centro de Antigüedades Puerta de Toledo. Desde ese momento, es invitada a participar en las más importantes ferias del sector. Como un nuevo servicio a sus clientes y a todo el sector del arte, crea la revista Galería Antiqvaria, que se convierte en todo un referente para el mercado de arte y antigüedades. En 1988 recibe el Premio Alpha por su labor comercial, y un año después, es nombrada Mejor Empresa del Año. En 1989 Albertino de Figueiredo, entonces Presidente de Afinsa, recibe el galardón al Dirigente del Año.

Durante todo este tiempo, su actividad comercial y su presencia en el exterior, con asistencia a numerosos congresos y eventos internacionales, adquieren cada vez mayor relevancia, destacando como hecho significativo su presencia en la Exposición Mundial de Filatelia PHILEXFRANCE 89, en París, y en la Feria Internacional de Bruselas.

Cumplidos sus primeros diez años de vida, Afinsa está definitivamente consolidada como un caso ejemplar de servicio de calidad y riguroso cumplimiento, cuya labor es reconocida por clientes y competidores.

En el marco de acciones altruistas y de servicio a la comunidad, y a beneficio de la Asociación de Víctimas del Terrorismo,  en 1990 Afinsa se hace cargo de la organización y el patrocinio de la subasta “Contra el Horror, Cultura”, un evento filantrópico y solidario que nos aleja mucho de la imagen que reflejaría una empresa que quisiera estafar a sus clientes. En ésta, como en tantas otras iniciativas socio—culturales, Afinsa, lejos de apropiarse de lo ajeno, hace aportaciones muy importantes para aquellos que lo necesitan.

Esa misma subasta se repite en 1992. El nombre reafirma los valores de Afinsa. Es muy parecido al anterior: “Cultura Contra el Horror”. Gracias a las piezas donadas por la propia Afinsa y a las obras aportadas por diversos artistas, la cifra de recaudación alcanzada supera los seis millones de pesetas.

Las actividades iniciadas en años anteriores continúan desarrollándose ahora a buen ritmo. Su asistencia a ferias y congresos de coleccionismo y filatelia nacionales e internacionales es constante; está presente en prácticamente todas las programadas en el calendario nacional y en las más significativas del internacional, a las que acude con un stand institucional y varios comerciales para sus diferentes unidades de negocio. Por su importancia, destacamos de estas últimas las siguientes: World Stamp London 90, Iberoamericana 90, Feria Internacional del Sello de Essen, World Stamp Exhibition Philanippon (Tokio), Expamer 91 (Buenos Aires), Philaiberia 91 (Portugal), Exposición Mundial de Filatelia 92 (Granada), Exposición Mundial de Filatelia Temática (Génova), Stampex 96 (Londres), Basilea 96, Pacific 97 (San Francisco) y Exposición Filatélica Internacional Portugal 98, entre otras muchas más.

De igual manera, el área de Arte impulsada por Afinsa vive un gran desarrollo; significativos artistas de vanguardia exponen en sus galerías de arte (Olitsky, Kenneth, Noland, Larry Poons, William de Kooning, Meter Philips, E. Arroyo, A. Alfaro, E. Úrculo, Demis Hooper, Kiki Smith), y están igualmente presentes en las principales ferias de arte contemporáneo del mundo (Arco, Basilea, Miami, Caracas, Los Ángeles, etc.).

A todo lo anterior se suma la creación de la primera galería de arte española por Internet, Mercart (Mercado Continuo de Arte), elegida como una de las cien mejores ideas empresariales de 1994 por la revista Actualidad Económica.

La edición de catálogos y revistas especializadas crece en paralelo a la expansión comercial de la compañía y Afinsa se convierte en la primera editorial española especializada en coleccionismo. Ese mismo año, participa como miembro de pleno derecho en la reunión de la Asociación Internacional de Editores de Catálogos y Publicaciones Filatélicas. Esta acotación es importante, porque no es éste un dato que deba pasar inadvertido, en absoluto. Los catálogos son utilizados para cuantificar, de la manera más precisa, el valor real de una pieza filatélica, y son revisados minuciosamente por coleccionistas y editores del mundo entero. Reunirse con los mayores expertos filatélicos aportando sus propios catálogos implica necesariamente estar en posesión de importantes conocimientos y experiencia que, además, se desea compartir. No parece que estos encuentros quisieran llevarse a cabo, de manera voluntaria, por quien tiene algo que ocultar.

Es más, al lector tal vez le interesará saber que los catálogos de Afinsa han sido reiterada y ampliamente utilizados como referencia en la valoración de filatelia en todo el mundo. Tanto es así que, a raíz de la intervención, quienes ahora administran la compañía por orden del juez, se han visto obligados a continuar editándolos, aunque no para su distribución en España. Por increíble que pueda parecer, los mismos catálogos que han quedado invalidados en nuestro país porque no se les otorga credibilidad ni valor alguno, por parte del órgano concursal, están siendo publicados en Portugal por exigencias y demandas de los propios coleccionistas portugueses.

En 1995, recopilando 1.400 sellos que abarcan el periodo comprendido entre 1859 y 1960, Afinsa edita el primer Catálogo Audiovisual de Sellos de España, una labor nunca antes emprendida por ninguna empresa del sector. El Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente, ámbito gubernamental del que en esa época dependían las emisiones filatélicas, encarga a Afinsa la producción y edición de un catálogo digital sobre la primera edición de Obras Maestras de la Filatelia.

En ese mismo año de 1995, Afinsa funda en España la casa de subastas Finarte—España en sociedad con la primera firma de subastas de arte en Italia, Finarte Casa D’Arte Spa, y una de las diez primeras empresas del mundo en esta especialidad.

De entre los centenares de importantes subastas filatélicas realizadas durante estos años, conviene citar, por su importancia, las siguientes:

• Subasta de la colección de filatelia portuguesa Angelo Lima, celebrada el 1 de noviembre de 1995 en el Hotel Palace de Madrid. Bate tres records históricos: mayor montante total jamás alcanzado en una subasta filatélica (226 millones de pesetas), mayor precio obtenido en la historia por un sello portugués (30 millones de pesetas), y mayor precio pagado por un sello en la Península Ibérica.
• Subasta de la colección Primer Sello Postal Español, realizada el 4 de noviembre de 1997. Salen a la venta 298 lotes de sellos y cartas con el primer sello emitido en España: el “seis cuartos negro” de Isabel II, de 1850. Las estimaciones iniciales de remates, 150 millones de pesetas, se ven ampliamente superadas por la realidad. El total de los mismos alcanza la cantidad de 245 millones de pesetas, cifra record en España en subastas de filatelia.
• Subasta de la colección Antonio Felino, realizada el 12 de septiembre de 1998 en el Centro Cultural de la ciudad portuguesa de Belem, y dentro de las actividades organizadas por Afinsa en su participación en la Exposición Internacional de Filatelia, Portugal 98. Se venden 414 lotes de los mejores sellos clásicos de Portugal, y los remates superan la cifra de 143 millones de pesetas.
• Colección Joyas de la Filatelia Española, subastada el 17 de noviembre de 1998, en el Hotel Palace de Madrid. Se venden 257 lotes filatélicos, certificados y autentificados por los mejores expertos internacionales, por más de 180 millones de pesetas.
• Colección Piezas Maestras de la Filatelia Francesa, celebrada el 21 de noviembre de 1998 en el Hotel Four Seasons, de Nueva York, donde se rematan 337 lotes de lo más selecto de la filatelia francesa del periodo 1849/1878.
• Subasta de la colección de sellos clásicos de Ecuador formada por el ilustre coleccionista D. Enrique Martín de Bustamante. Se registran numerosos remates millonarios, como el del “cuatro reales rojo”, de Ecuador, que se vendió por más de 14 millones de pesetas.

El Grupo De Rosa Internacional se integra en Afinsa en 1997. Con este acuerdo, Afinsa Bienes Tangibles, S.A. se convierte en la empresa filatélica más importante del mundo, hecho éste que queda ratificado tras su ingreso en el exclusivo The Collector Club, de Nueva York, al que han pertenecido los coleccionistas filatélicos más importantes durante sus más de 100 años de existencia.

El prestigio de Afinsa ya es todo un referente para el gran coleccionista internacional, y más cuando, a partir de ese año, crea su propio dominio en Internet, convirtiéndose desde el primer momento en uno de los más importantes servidores de información y venta de productos y servicios relacionados con el coleccionismo en habla hispana.

En el mismo año de 1977, Afinsa entra en el primer mercado mundial de los coleccionables con la compra de un paquete accionarial de la firma norteamericana Greg Manning Auctions Inc., primer grupo de empresas del sector filatélico y numismático en EEUU, con cotización en el índice bursátil Nasdaq.

En 1998, Afinsa ya es reconocida como una de las 50 empresas europeas más valoradas por crecimiento y creación de empleo de los últimos cinco años, según acredita el certificado Europe´s 500, emitido por GrowthPlus, asociación europea que promueve y premia la iniciativa emprendedora en los países de la Unión Europea. Sólo 34 compañías españolas habían recibido hasta ese momento tal galardón.

En ese mismo año, se firma un acuerdo con el DG Bank Luxembourg para la comercialización de un fondo internacional de arte, en cuyo diseño y creación había participado la propia empresa. A resultas de esa colaboración, el citado banco ofrece a Afinsa ser su representante en España para la comercialización de dichos fondos de arte. En atención a esta invitación, y por el carácter especialmente innovador de las propuestas del DG Bank, Afinsa solicita oficial y formalmente ante la CNMV la concesión de una licencia para operar como intermediario financiero. (A diferencia de los productos comercializados en Afinsa, las participaciones en un fondo tienen carácter financiero y su venta está sometida a una regulación específica).


El expediente se inicia con toda normalidad, cumpliendo todos los requerimientos, tanto de organización técnica y profesional para la dirección del negocio, como de depósitos dinerarios, exigidos al caso. Más adelante, y en curso de esta solicitud, la CNMV no autoriza a DG Bank la comercialización en España de sus fondos de inversión en arte. A resultas de ello, y puesto que Afinsa no tenía ningún interés en comercializar productos del sistema financiero tradicional, solicita la interrupción y suspensión de su solicitud para operar en el mismo. Dicha suspensión fue concedida en atención a las razones presentadas.

Llegados a este punto, debemos detenernos. Bueno es recordar este hecho referido a la CNMV, que habla por sí solo. En contra de lo que se ha venido sosteniendo por la Fiscalía, Afinsa jamás operó como entidad financiera. Cuando lo pretendió, lo hizo para comercializar operaciones completamente diferentes a las propias y mantuvo plenamente informado al organismo competente de sus intenciones, sometiéndose, como es lógico, a sus directrices y requisitos.

En el terreno de las actuaciones sociales de Afinsa, debemos destacar, entre las muchas realizadas en esta década, las importantes daciones hechas al Estado de piezas de gran relevancia del patrimonio histórico artístico español: dos impresionantes tablas del retablo El martirio de San Lorenzo, del maestro de Budapest; el óleo sobre tabla Santiago Peregrino, de Juan de Flandes; y La Piedad, de Berruguete.

Por su importancia, señalar, asimismo, los patrocinios de la empresa a dos importantes eventos organizados por el Ministerio de Cultura de España. Se trata de la exposición Marfiles y Esmaltes Medievales y Renacentistas en España, realizada con motivo de la entrega en la ciudad de Estrasburgo,  por parte de SM el Rey de España, D. Juan Carlos I, del Premio Carlo Magno; y la no menos importante exposición  Los Griegos en España; tras la huella de Heracles, realizada por el Gobierno español con motivo de la visita de los Reyes a Grecia.

En este mismo epígrafe cabría citar la creación, en 1999, de la Fundación que lleva el nombre del Presidente fundador de Afinsa, D. Albertino de Figueiredo.

Afinsa creó esta fundación con el fin primordial de promocionar y potenciar la filatelia como una de las más completas manifestaciones del arte y la cultura universal. A través de ella, se ha dado cobertura a multitud de iniciativas a favor del filatelismo: se han patrocinado exposiciones, publicado libros, organizado cursos y seminarios, etc. Asimismo, la fundación ha colaborado con los máximos organismos postales y del coleccionismo internacional.

Para la consecución de sus fines sociales, Afinsa adquiere, para dicha fundación, la llamada Biblioteca Pedro Monge, el conjunto más importante de bibliografía de filatelia española a escala mundial. A esta adquisición se añade inmediatamente la de otra importante biblioteca, centrada en el sello portugués.

Llegamos al año 2000. Se cumplen 20 años de la fundación de la compañía. La presencia de Afinsa en todas las ferias internacionales de los sectores de filatelia y arte sigue una progresión espectacular. Su actividad como empresa editora de revistas y catálogos es incesante, al igual que la organización de subastas. Su red comercial crece y se afianza, y decenas de miles de clientes satisfechos invierten en filatelia de inversión a través de los programas de Afinsa. En ese mismo año, refuerza su presencia en los mercados de China, ampliando su participación accionarial en GMAI—Asia hasta el 25%. Por otro lado, todos los negocios que tienen que ver con Internet y las ventas por subasta se agrupan dentro de una nueva empresa, Auctentia, que les dota de una dirección experta y homogénea.

La labor filantrópica de la empresa aumenta al mismo ritmo que su cartera de clientes. Destaca en este apartado la firma de un convenio de colaboración con la ONCE para la integración laboral de discapacitados y los acuerdos de colaboración con el Ministerio de Cultura, que la llevan a ser uno de los principales patrocinadores del Museo Nacional de Artes Decorativas. También patrono del Museo del Prado, del Museo Guggenheim desde su inauguración  y del Museo Reina Sofía.


En ese mismo año, Afinsa celebra su vigésimo aniversario con un gran encuentro social en el Teatro Real de Madrid al que acuden autoridades y personalidades, nacionales e internacionales, de la política, la cultura y la economía, y entre los que se encuentra D. Juan Antonio Samaranch, primer patrono de honor de la Fundación Albertino de Figueiredo, en posesión de la mejor y más completa colección filatélica del mundo de temática olímpica. En la actualidad, dicha colección está cedida al Museo Olímpico de Lausana (Suiza).

Entre los actos que han sido programados para el evento, se realiza una de las mejores subastas filatélicas habidas en nuestro país, en la que se vende la colección 20 Aniversario.

Albertino de Figueiredo, Presidente de Afinsa, es galardonado con la Medalla de Oro al Mérito Filatélico de Galicia. La Fundación Pedro Ferrándiz le otorga la máxima distinción por su apoyo constante al deporte, y la Escuela Superior de Gestión Comercial y Marketing (ESIC) le concede el Premio Aster como reconocimiento a su trayectoria profesional. Al mismo tiempo, es nombrado miembro de la Red de Consejeros para la Internacionalización de la Economía Portuguesa por el Gobierno portugués. Cuatro importantes reconocimientos que son recibidos, uno tras otro, por el Presidente de Afinsa en un mismo año que no habría de finalizar sin que la empresa recibiese otro importante galardón: el Máster de Oro que concede el Fórum de Alta Dirección y que recibe el Vicepresidente de la empresa, D. Juan Antonio Cano, de la mano de la entonces Presidenta del Senado, Doña Esperanza Aguirre.

En 2001, Khöler, la más antigua y reconocida empresa de subastas alemana, se integra en el grupo a través de Auctentia, una de las filiales de Afinsa. En 2002, ocurre lo mismo con la que es la más prestigiosa firma de subastas filatélica internacional, la suiza Corinphila.

Entramos finalmente en la segunda etapa, que abarca desde la adquisición de la participación mayoritaria en el grupo Greg Manning Auctions, Inc. (sep. 2003), hasta la intervención judicial de Afinsa. Lo que viene a continuación, es  la síntesis de la situación en la que se encontraba Afinsa en esta etapa. Fue desarrollada por Juan Antonio Cano, Presidente de Afinsa, para su inclusión en el documento de convenio anticipado que realizó la empresa en noviembre de 2006.

Por su evidente interés, paso a transcribirla textualmente.


Habla Juan Antonio Cano


“La compañía inició una profunda transformación cuando, en enero de 2002, tomó la decisión de agrupar todas sus unidades operativas centradas en el coleccionismo, suministro de bienes de colección y comercio electrónico, en una única empresa cuya cabecera fuera su compañía participada en USA y cotizada en Bolsa, Greg Manning Inc. Esta iniciativa ya estaba diseñada desde el año 2000, cuando el proceso comercial y de negocio de Internet se encontraba en su máximo nivel. Entonces, la estrategia dominante en el proyecto pasaba por las posibilidades que Internet brindaba al comercio internacional de bienes de colección en general, pero más en particular a la filatelia y la numismática. En el mercado norteamericano, donde Internet más desarrollo encontraba, los especialistas cifraban el incremento de la demanda de estos bienes, debido a las posibilidades que Internet ofrecía, en más de cuatro o cinco veces. La crisis que vivió el sector de Internet en 2001 ralentizó este proyecto y cuando se recuperó en 2002 se hizo cambiando el eje estratégico hacia la forma de operar los negocios de base, fundamentalmente casas de subastas, dejando Internet como uno de los canales comerciales a desarrollar en una segunda etapa, pasados tres años desde el inicio del proyecto y una vez se consolidaran todos los requerimientos para su operativa en economía real.

Así nació, en el Grupo Afinsa, este importante proyecto, con la idea de crear la primera organización mundial de comercialización por subastas y comercio electrónico de bienes de colección. La compañía así creada actuaría como integradora de empresas de colección líderes en sus ámbitos de actividad y territorios de actuación. Una compañía capaz de coordinar diferentes negocios en diferentes territorios, creando ventajas sinérgicas para cada uno de ellos en particular y para el conjunto en su globalidad. Una empresa que pudiera diseñar estrategias globales, pero que, sin embargo, tuviera la capacidad de actuar con eficacia en ámbitos locales, con capacidad de gestionar el conocimiento y la información y ponerla al servicio de aquel que pudiera necesitarlo y obtener de ello ventajas concretas de aplicación en el negocio.

El Grupo Afinsa estaba preparándose para este objetivo desde hacía años, y en ese sentido había ido comprando empresas de coleccionismo o participaciones significativas en compañías presentes en los principales mercados de estos ámbitos de actividad. En concreto, en USA, en el año 1997, Afinsa entró en el capital de la compañía  Greg Manning, cotizada en el índice NASDAQ, que asimismo reunía bajo esta marca importantes empresas en los sectores de numismática y filatelia. Siempre se pensó que el proyecto diseñado requería para su perfeccionamiento cotizar en un mercado organizado. Las razones básicas se hallaban en su necesidad de crecimiento y por lo tanto de acceso a financiación y a la exigencia de eficiencia y control que un proyecto de esta naturaleza requería en todo momento. Por otra parte, Afinsa conseguiría, además, poner en valor las inversiones realizadas en el área de coleccionismo desde 1980, capitalizando de esta manera el importantísimo fondo de comercio creado en ellas.

Para este proyecto, por lo tanto, la empresa cabecera sería Greg Manning, de la que Afinsa, en el año 2002, ya tenía el 48% de su capital. En ella se integrarían, mediante un proceso de fusión por compra, todas las empresas del sector del coleccionismo de Afinsa, convirtiendo el proyecto resultante en una nueva empresa heredera natural de las actuaciones e historia de Afinsa en este campo.

El proyecto de creación de esta nueva compañía, su plan estratégico y el plan de negocios se presentó a la compañía norteamericana en la primavera de 2002, siendo aprobado por su Consejo de Administración en junio de ese mismo año. La aprobación de dichos planes por parte de la Bolsa NASDAQ llegó en diciembre de 2002 dando, por último, la SEC, (Security Exchange Comission), máximo ámbito de control y regulación de los mercados bursátiles norteamericanos, su aprobación definitiva en septiembre de 2003.

En tanto esta autorización llegaba, Afinsa inició, en las empresas de su Grupo concernidas con este proyecto, un amplio trabajo de adecuación y ajuste a lo que sería su próxima realidad. El objetivo era que todas ellas pudieran, por eficiencia y procedimientos internos, incorporarse, sin problema alguno, al rigor de una empresa cotizada en los mercados norteamericanos. Estos objetivos se consiguieron en dos fases temporales distintas, que se desarrollaron en los siguientes dos años. En ese tiempo hubo que hacer importantes ajustes en algunas de las citadas empresas, siendo quizá el más significativo de todos el que afectaba a aquellos ámbitos relacionados con el suministro de sellos para los programas de inversión.

El departamento interno preexistente cambió y pasó a ser una empresa independiente de Afinsa e integrada en GM, con un manual de procedimientos y actuaciones explícito y previamente aprobado por los máximos órganos de supervisión y control de la empresa a la que pertenecía. Este hecho, el nacimiento de esta empresa llamada Central de Compras, fue importantísimo para Afinsa. En ella se integraron todas las competencias y capacidades de la mayor organización filatélica mundial, con expertos en USA, Europa, Asia, y con empresas que daban soporte logístico de compras en todos esos lugares. Con todo ello, la capacidad de compra en Afinsa aumentó extraordinariamente y, por ende, su tranquilidad de tener garantizadas sus fuentes de suministro futuras procedentes de todos los mercados mundiales y siempre con la garantía de personal altamente cualificado ocupándose de este objetivo. Los años posteriores a su creación, Central de Compras demostró lo acertado de esta predicción.

Durante el proceso de auditoría del año 2003 realizado al Departamento de
Suministros, se detectaron irregularidades en los sellos facilitados por un proveedor. Requerido el mismo al respecto y ante su negativa de hacerse responsable de dichas anomalías, se procedió de inmediato a cancelar la relación comercial con dicho proveedor, retirar todos los sellos, procedentes de esta fuente, de nuestros stocks y recomprar los que hubieran sido vendidos para, una vez agrupados todos ellos, proceder a un minucioso examen y expertización que determinara su adecuado valor y que pudiera permitir, en su momento, iniciar las acciones de reclamación civil o penal a que hubiere lugar.

Un caso como éste, ocurrido cuando se estaba creando la nueva empresa de suministro, aún acentuó más, si cabe, la extraordinaria exigencia en todos los mecanismos de control de compras y supervisión a incorporar en ella, como da fe el manual operacional creado al respecto y vigente aún hoy día en Central de Compras.

La compañía nacida en septiembre de 2003 de la forma descrita, fue articulándose en los años siguientes como un holding de empresas en los ámbitos de la filatelia, la numismática y el arte, con distribución y venta a través de empresas especializadas en subastas y comercio electrónico y con centros operativos en Norteamérica, Europa y Asia. Al año de su creación, la empresa cambió su denominación y pasó a llamarse Escala, renovando asimismo su dirección y presencia comercial en los mercados. Su operativa siguió fiel al cumplimiento de las obligaciones de una compañía cotizada en el mercado norteamericano y, por lo tanto, con un escrupuloso cumplimiento de las directrices y normativas provenientes de la SEC o de leyes como la Sabarnes-Oxley.

Afinsa era propietaria de aproximadamente el 70% del capital de Escala y ejercía con responsabilidad su condición de socio estratégico a través de los consejeros que la representaban en el Consejo de Administración de dicha empresa. Los resultados operacionales de la empresa y su fuerte estrategia hicieron que rápidamente aumentara su valor en el mercado, pasando su cotización bursátil de $5 por acción en 2003, a más de $30, a lo largo de 2006. Importantes analistas financieros independientes, que seguían el valor con regularidad y que habían tenido la oportunidad también de estudiar a fondo a Afinsa, como es el caso de la prestigiosa firma Oppenheimer, situaban el valor objetivo de la acción, en junio de 2006, por encima de los $40.

La fortaleza financiera de la empresa, su consolidación internacional, el fuerte proyecto estratégico que la inspiraba y la importancia de sus socios, hacían de ella el centro de atención de bancos de negocios y otros intermediarios financieros interesados en colaborar y participar activamente en sus planes de expansión.

Estos planes establecían, en primer lugar, consolidar el liderazgo, ya incipiente, que se tenía en el mercado norteamericano, con compras selectivas en los sectores de filatelia y numismática, en empresas históricas de ambos sectores y con un enorme potencial de creación de valor. Candidatas a ello eran, entre otras, las empresas Heritage, en numismática y Siegel, en filatelia. Asimismo se había hecho posible el inicio en Norteamérica de la actividad en arte y antigüedades con la compra de las empresas…

En Europa se planeaba hacer una adquisición en el área filatélica en el mercado inglés, habiéndose estudiado como candidatas las empresas Spink, Stanley Gibbons y Hammer London.

En Asia, ya se disponía en el grupo de una importante casa de subastas en China, en Hong Kong en concreto, John Bull, la más antigua de las empresas filatélicas chinas. Los planes pasaban, con esta base tan importante en este mercado, por establecer alguna de nuestras más acreditadas subastadoras internacionales, como era el caso de Corinphila. Su base operativa sería Singapur, donde ya había estado presente hacía años, para, consolidando esta posición, pasar a operar también en Japón, India y Australia.

Una estrategia similar de implantación de empresas de prestigio, ya presentes en el grupo, se iba a seguir para Oriente Medio y también en algunos países de América Latina, en concreto Méjico, Argentina, Brasil y Chile, donde ya hacía tiempo se venía realizando una actividad comercial de cierta entidad por empresas del Grupo Afinsa.

Estas adquisiciones, en áreas con fuerte presencia en Escala, se pensaban financiar con recursos propios. Sin embargo, llevar a cabo otras adquisiciones o tomas de participación en el tercer eje de actividad estratégico, además del filatélico o del numismático, el del arte, aún por completar en sus elementos básicos, requeriría de financiación externa para su perfeccionamiento. A este respecto y dado lo ambicioso del proyecto, se estaba trabajando con bancos de la importancia de UBS, Goldman Sachs, Caja Madrid, y Santander de Negocios, entre otros. En concreto, se perseguía entrar con una participación significativa en el capital de las empresas Sothebys o Christies. Dada la complejidad del proyecto y los cambios ocurridos en estas empresas, ya se habían empleado cerca de dos años, en trabajos preparatorios y en planificación. Como alternativa a estas empresas había planes que concernían a la inglesa Bonhams, a las francesas Artcuriel y Tajan y a la danesa Bukowski. La fecha, objetivo para la aplicación de este proyecto, era septiembre de 2007.

Otros proyectos en fase de negociación eran la compra o entrada en el capital de Antiquorum, gran empresa de venta por subasta de relojes de pulsera de colección y relojes antiguos, y Samerhuset, la más importante empresa de venta de novedades numismáticas.

Como ya se ha mencionado, esta fase de expansión y crecimiento se simultaneaba con los potentes desarrollos de venta por Internet, en los que el socio Afinsa ya tenía una importante experiencia en el pasado. Los planes establecían la creación de una enorme base de datos, interrelacionada con todas las referencias filatélicas y numismáticas disponibles a la venta en todo el Grupo Escala. Se crearía así la mayor oferta de venta filatélica y numismática del mundo, respaldando, además, su comercialización por Internet con una fuerte red de oficinas operativas repartidas por todo el mundo. Un sistema con esta interacción, y dotado de las máximas garantías formales para el consumidor, conseguiría, como habían vaticinado los expertos, que el comercio internacional de estos bienes aumentase de forma exponencial.

La mayor dificultad para el crecimiento de estos mercados es la imposibilidad para el coleccionista de acceder de forma sencilla y segura a la oferta de los miles de comerciantes no presentes en su país de origen. Ello lleva también a pensar en las dificultades de venta que puede encontrar el coleccionista cuando se trata de filatelia o numismática no habitual en su país de residencia. La creación de una estructura global, con presencia operativa en ocho países, repartidos en cinco continentes, a través de las marcas más prestigiosas de esos mercados, unida a la extraordinaria oferta de sellos y monedas, más todo el conjunto de servicios de valor añadido que el grupo presenta, harían, sin duda, que estas barreras desaparecieran y el comercio se hiciera mucho más intenso y fluido. A todo ello hay que añadir la garantía adicional de transparencia y rigor que supone que la empresa que lo hace posible sea un grupo que cotiza en Bolsa en USA.

La creación de este proyecto sirvió de impulso para el cambio y mejora en otras áreas generales de la compañía, que se dotó, en su perfil interno, de competencias propias de una compañía multinacional con capacidad, por lo tanto, de gestión y supervisión avanzadas. Se mejoraron las áreas económicas, jurídicas, administrativas y de alta dirección, con nuevas contrataciones y métodos de trabajo.

Para no perder identidad y para acompañar el crecimiento con la adecuada capacitación del personal, de manera que no hubiera desfase alguno entre el pasado y el presente de la compañía, se dio mucha importancia, en estos años, a la formación y a la integración e interrelación de los equipos del Grupo Afinsa.

Para el cumplimiento de este objetivo se creó el Centro de Formación Afinsa de Aranjuez, un centro residencial de más de 2.000 m2 de superficie, donde se impartían conferencias, seminarios y cursos a cualquier nivel directivo de la compañía.

Esta ampliación logística, y, como es lógico, la incorporación de nuevos especialistas en formación empresarial, han hecho que en estos últimos años Afinsa esté a la vanguardia en la formación profesional de sus equipos. Esta labor se ha visto reconocida y complementada, de forma muy valiosa, con los acuerdos establecidos en varias universidades españolas, como la Universidad Rey Juan Carlos I, de la que el centro de Aranjuez es colaborador, o la de Vigo. A resultas de estos acuerdos, se han publicado diversas tesis doctorales sobre los bienes de colección, sus mercados y las diferentes formas de inversión posibles en ellos. Asimismo, se han impartido numerosos cursos y seminarios centrados en estas materias, como, por ejemplo, los impartidos por AEDEM. Una organización más experta y cualificada, una consolidada posición  internacional, la garantía de suministros de calidad sostenida en el tiempo y una mayor eficacia en las inversiones a realizar, etc. permitieron, asimismo, que el crecimiento comercial y de ventas del área de programas de inversión fuera notable en estos años.

Este crecimiento, no obstante, estuvo siempre bajo un férreo control para que las ventas estuvieran siempre dentro de los indicadores de seguridad de los que la empresa se había dotado. Desde un punto de vista técnico, se vigilaba que los suministros futuros estuvieran garantizados ante la demanda comprometida y que la operativa de seguridad, en el área financiera, en relación a coberturas de liquidez por ejemplo, cumpliera los indicadores establecidos. Todo ello hizo que los responsables comerciales, ante la fortaleza de las organizaciones de venta y su gran capacidad para el crecimiento, plantearan la posibilidad de vender otros productos y servicios tanto procedentes de nuestro propio Grupo, como fuera de él. Por esta razón, se iniciaron los trabajos para incorporar nuevas líneas de ventas que, ya en 2006, estaban listas para su inicio. Así, aprovechando las coberturas de conocimiento y suministro proporcionadas por Escala, en 2006, estaba previsto iniciar la comercialización ordenada de planes de venta de monedas de colección y también de oro amonedado, los llamados bullion. Las expectativas con relación a estas dos líneas de actividad eran extraordinarias por garantizar las empresas de Escala el acceso a estos bienes en unas condiciones inmejorables para nuestros clientes. Los planes estaban terminados; se habían realizado ensayos, a título de prueba, con resultados inmejorables, la organización se encontraba formada y toda la operativa estaba preparada para comenzar su lanzamiento en septiembre de 2006.

De igual manera, se tenía todo preparado para comenzar la comercialización de diamantes de inversión después de las preceptivas pruebas y ensayos ya realizados en la misma fecha, septiembre de 2006.El tercer proyecto que se tenía previsto lanzar, en la misma fecha, eran los billetes de colección. Si bien, por la dimensión de su mercado, este proyecto era menos ambicioso que los otros dos, tal y como se había preparado y organizado el mismo, garantizaba a Afinsa un liderazgo absoluto en este mercado en menos de dos años.

Según los planes diseñados, en cinco años Afinsa vendería tantas monedas y oro como sellos, y en diez años los diamantes constituirían una cuarta parte de su facturación.

En cuanto a productos y servicios ajenos a la naturaleza del negocio de Afinsa, destacaba entre todos la comercialización como prescriptores de productos o servicios de áreas financieras o compañías de seguros. Para el desarrollo de estas iniciativas, Afinsa se dirigió de forma previa, y después de haber recibido propuestas de colaboración formales de importantes empresas de esos sectores, a la CNMV. A dicha comisión se le explicó con detalle cuál sería la participación de Afinsa en esas colaboraciones ofrecidas por terceros, y que nunca llegaría a ser más que la de meros prescriptores sin capacidad alguna de contratación directa. La comisión no recomendó iniciar esta actividad por la razón fundamental de que, siendo nuestra actividad de carácter mercantil, ofrecer, aunque fuese como prescriptores, productos de carácter financiero de otras empresas, podría crear confusión en nuestros clientes sobre la auténtica naturaleza de la actividad de nuestra empresa. Afinsa nunca inició esta actividad, aunque confiábamos en encontrar una fórmula plenamente satisfactoria para la CNMV y que no privara a la empresa de estas posibilidades de ingresos que, dada la dimensión de la red de ventas, podía ser muy beneficiosa.

Afinsa estudió, también, extender su actividad básica fuera de España. En este sentido, dos eran los proyectos fundamentales que hasta ese momento estaban en curso. El primero de ellos, y dentro de las fronteras de la UE, era Italia. El otro país, que se encuentra fuera de las fronteras de la UE y, por lo tanto, con un mayor nivel de complejidad, era China.

Afinsa había desarrollado actividades en China desde el año 1998, tanto en el campo filatélico como participando en empresas de Internet. El prestigio de nuestra empresa en los mercados filatélicos internacionales y en los máximos estamentos filatélicos a nivel mundial, aconsejó al máximo responsable de las áreas filatélicas del Gobierno de China iniciar con Afinsa conversaciones primero, y negociaciones después, tendentes a desarrollar en ese país nuestros programas de inversión en filatelia.

La filatelia en China es una de las primeras aficiones de su población y existe un enorme conocimiento popular de sus características como bien de inversión. Son muchos los chinos, millones seguramente, que en épocas pasadas pudieron vender a nivel particular sellos, dentro y fuera de su país, y comprobar por sí mismos las ventajas que como inversión tiene la filatelia.

Conocedores de este saber popular, previendo el alza espectacular que ya está experimentando la demanda de filatelia en China y teniendo los Correos de China una enorme infraestructura logística de más de 30.000 oficinas y personal comercial preparado para su atención, los responsables del Correo deseaban el asesoramiento y apoyo de Afinsa, con todo el know how necesario para crear y comercializar planes de inversión en filatelia adecuados a las características de su país.

Este proyecto, de enorme alcance y tamaño, era gestionado en Afinsa de forma integral, estudiando y planificando todo lo concerniente al mismo, desde los aspectos comerciales, técnicos, financieros o de suministro, e involucrando en su preparación no sólo a departamentos propios, sino también a empresas del Grupo. Por su complejidad y extensión su fecha de aplicación se contemplaba para enero de 2008.

Una realidad tan heterogénea, el proceso de cambio constante que afectaba al grupo, unida al crecimiento de cada una de las unidades de negocio, hacían necesario también un cambio orgánico en Afinsa, ya planificado en 2005 y en fase de ejecución en 2006. Su objetivo era crear un holding que detentara las acciones de las empresas y se ocupara de la fijación de estrategias, decisiones de inversión y supervisión y control de los negocios. A ese holding pertenecerían todas las empresas del Grupo, ordenadas por áreas de actividad homogénea. El objetivo que se perseguía era aumentar la eficacia poniendo a disposición de cada unidad operativa los máximos recursos disponibles en el Grupo y elevando asimismo las exigencias de resultado. Se había iniciado un proceso de descentralización de todos los departamentos centrales hacia cada una de estas áreas, estableciendo con claridad para cada una de ellas su correspondiente plan de negocios y estructura operativa. Se ganaría así en eficacia, en eficiencia y también en transparencia, acercándose, de esta manera, a la posibilidad futura de que todo el Grupo pudiera cotizar en Bolsa.

Para este último objetivo, Afinsa necesitaba una mayor y mejor definición normativa en lo concerniente a sus programas de inversión en bienes de colección. Ésta ha sido una vieja reivindicación que Afinsa  viene reclamando a la Administración ya desde 1988, ante los casos de diferentes casos de intrusismo empresarial que en esa década se produjeron.

Las distintas Administraciones entendieron, de forma reiterada, que era suficiente lo ya legislado y que Afinsa debía atenerse a las leyes en vigor en el ordenamiento jurídico—mercantil español.

Ante la dimensión de nuestro negocio y la cada vez mayor complejidad en todas las operaciones de inversión del mercado, Afinsa reiteró esta necesidad de una mejor normativa, específicamente afecta a nuestro negocio, a partir del año 2002.

A nuestro juicio, era urgente e importante clarificar todo lo relacionado con estas inversiones en aras de una mayor seguridad jurídica para las empresas que operaban en este sector, sus clientes y sus trabajadores. Se creó una asociación sectorial, ASECI, con el único fin de facilitar a la Administración un interlocutor único al que dirigirse. Se hicieron llamamientos desde estos ámbitos a los diferentes Ministerios competentes y, por fin, en 2003, se publicó la Ley de Instituciones de Inversión Colectiva, que, en su apartado referente a Instituciones no Financieras y en su Disposición Adicional Segunda, establece una primera regulación específica para esta actividad, dejando para más adelante el desarrollo del reglamento. Insistimos asimismo entonces ante los organismos competentes en la necesidad de un pronto desarrollo de la Ley. Incluso avanzamos algunos borradores que pudieran servir de inicio del mismo. Nunca tuvimos respuesta alguna. Todas nuestras iniciativas merecieron el silencio de la Administración.

En mayo de 2006, Afinsa se encontraba en las mejores condiciones posibles para liderar la transformación que iba a experimentar el sector de los bienes de colección a nivel mundial, y que ya se había iniciado a partir del año 2000. Disponía de la mayor y mejor organización empresarial del sector, con empresas en tres continentes y en ocho países. Con los mejores expertos en sus actividades, acreditados por su trabajo a lo largo de muchos años y por el éxito y reconocimiento obtenido por sus empresas en sus mercados respectivos. Con una dirección experta en la gestión de negocios complejos, capaz de liderar estos procesos y los cambios que hubieran de llegar. Con un personal formado, motivado y completamente comprometido con la empresa. Con proyectos y planes contrastados y en ejecución. Con veintisiete años de experiencia y el mayor prestigio en todos los foros internacionales. Y con la determinación y capacidad para abordar cualquier cambio necesario o cumplir cualquier exigencia que le fuera impuesta, como ya tantas veces había demostrado en el pasado”.

Tras este paréntesis dedicado al informe elaborado por Juan Antonio Cano, retomamos el hilo de nuestro relato retrocediendo en el tiempo hasta el año 2003.

Afinsa adquiere en ese año la mayoría del capital del Grupo Greg Manning, del que ya era accionista de referencia desde el año 1997. El Grupo Afinsa se configura entonces bajo dos divisiones: una que comercializa la filatelia y numismática, además de otros coleccionables, para los mercados del coleccionismo, y otra que comercializa los mismos bienes para un mercado interesado en la inversión. A partir de este momento, Juan Antonio Cano pasa a presidir el Grupo Afinsa por decisión del Consejo de Administración.

En el año 2004, se inaugura el Centro de Formación y Escuela de Negocios Internacional Palacio del Nuncio, en Aranjuez, centro universitario adscrito a la Universidad Rey Juan Carlos.

En enero del 2005, el Palacio de Gamazo, declarado como Patrimonio Histórico y ubicado en la Calle Génova, adquiere la condición de nueva sede social de Afinsa.

En julio de 2005, se formaliza la compra de A—Mark, empresa especializada en la compra—venta e intermediación en oro inversor, con una facturación superior a 3.000 millones de dólares. Un día antes de la intervención, Afinsa había llegado a un acuerdo de compra de otra empresa norteamericana, a través de la cual habrían adquirido los conocimientos y el  expertise necesario para poner en marcha en España los correspondientes canales de venta de oro minoristas.

El 21 de enero de 2006, tan sólo cuatro meses antes de la intervención, Cinco Días avanzaba la noticia de la creación de Valsart Gestión, una sociedad creada con el fin de canalizar inversiones de los grandes patrimonios españoles hacia el mercado del arte.

Algunos de los banqueros y abogados que irían de la mano de expertos coleccionistas en este proyecto, que sigue vivo, eran, entre otros: Diego Aguinaga, Alfonso Botín, María de Corral, Lorena Martínez Corral, Luis Guerreiro, Enrique de Leyva, Jordi Pujol, Javier Rivero, Jaime Rotondo, o Ana Sokoloff.

Además de estos profesionales, participaba, como socio en el proyecto, el Grupo Afinsa.

Decir, finalmente, y como dato importante, que el ejercicio contable del 2005, último de esta etapa, presentó unas ventas consolidadas de todo el Grupo Afinsa de 1.900 millones de euros, y un beneficio consolidado de más de 145 millones de euros.

La tercera y última etapa nos lleva desde que tiene lugar la intervención hasta la sustitución de sus legítimos administradores por la Administración Judicial (09.05.2006 a 14.07.2006).

El 9 de mayo de 2006 se produce la intervención judicial de Afinsa por orden del Juzgado de Instrucción, número 1, de la Audiencia Nacional, lo que implica, en el ámbito económico, las siguientes medidas cautelares:

• Suspensión de la actividad principal de Afinsa Bienes Tangibles, S.A.

• Bloqueo de las cuentas en entidades financieras correspondientes a inversiones financieras y fondos de la compañía y empresas del Grupo radicadas en territorio de España y Portugal.

• Nombramiento de una Administración Judicial en sustitución del anterior Consejo de Administración, compuesta por un administrador judicial (funcionario de la Agencia Tributaria) y de un Interventor Judicial en representación de los anteriores administradores de la compañía.

La trayectoria que acabamos de recorrer es, en realidad, una breve reseña de las actividades y proyectos realizados por Afinsa durante sus más de 26 años de existencia. La lista de subastas benéficas, patrocinios, convenios de colaboración con universidades, participación en fundaciones diversas y premios recibidos, es interminable. Habría requerido páginas y más páginas el haber incorporado dicha trayectoria, en su totalidad.

Pero, además de todo lo anterior, y una vez analizado el impresionante histórico del holding, hay un hecho que resulta interesante destacar: no me ha sido posible encontrar incumplimiento alguno, frente a terceros, que poder trasladar al lector. Ni un sólo impago. Ninguna deuda. Hasta el mismo instante de la intervención, Afinsa había cumplido con sus compromisos con  todos y cada uno de sus clientes  Con una puntualidad cronométrica. No existen compromisos incumplidos, ni denuncia alguna, clientes estafados. La compañía no tuvo un sólo problema de liquidez durante sus más de veinticinco años de existencia. La estafa piramidal de la que reiteradamente se acusa a la compañía, nunca existió. En términos de cumplimiento empresarial, Afinsa era un referente excepcional.

Como dato ilustrativo al respecto, un último apunte: el día de la intervención, Afinsa contaba con una liquidez superior a 180 millones de euros, depositados todos ellos en cuentas de bancos dentro del territorio español. Y hago esta precisión porque, como parte del escandaloso guión, llegó a publicarse que la cuenta de Afinsa en la Unión de Banca Suiza (UBS), estaba en el país helvético, cuando, en realidad, estaba abierta en la sucursal que el banco suizo tiene en el Paseo de la Castellana, a escasos metros de la Calle de Génova, sede social de Afinsa, en Madrid, y de la propia Audiencia Nacional.

Siendo todo lo anterior verdaderamente significativo, no lo es tanto cuando lo comparamos con aquello que estaba por venir; con el previsible éxito que el futuro le reservaba al Grupo Afinsa, de haber podido materializar su nueva estrategia de negocio, que incluía la venta de oro y metales preciosos, y su entrada en los imponentes mercados asiáticos de India y China.

El auténtico valor de Afinsa estaba por llegar. Por eso había que destruirla. Porque, si bien no era un objetivo prioritario, no debe descartarse que, llegado el momento, Afinsa hubiese entrado en el negocio de los mercados financieros comprando un banco. De hecho, incorporados a toda la documentación incautada por la Fiscalía el día de la intervención, existen un par de documentos, extraordinariamente interesantes, que fueron encontrados sobre el escritorio de uno de los directivos: dos bancos españoles habían ofrecido a Afinsa la venta de su ficha bancaria, y la empresa de bienes tangibles estaba considerando esa posibilidad. Uno de ellos era la Banca Pueyo. El otro, el Banco de Valencia.

Afinsa ya no existe, y el vacío que ha dejado en el panorama inversor en bienes tangibles y de colección —nacional e internacional—es irreemplazable.

Por otra parte, el “botín” expoliado a los clientes y producto del saqueo, compuesto por más de  ciento cincuenta millones de unidades filatélicas haría las delicias de cualquier entidad financiera que quisiera constituir con ellas un producto diferente que poder ofrecer dentro del volátil, escuálido y poco fiable escenario de inversión actual.



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