Capítulo I
“OPERACIÓN ATRIO”
Cuando el Gobierno viola los derechos del
pueblo,
la insurrección es el más sagrado de los
derechos
y el más indispensable de los deberes
La Fayette
Mi vida toma un giro radical un 9 de mayo
de 2006. Desde primeras horas de la mañana, la concentración policial que tiene
lugar en los alrededores de la sede central de Afinsa Bienes Tangibles, S.A.,
empresa en la que tengo invertida una importante cantidad de dinero, es impresionante.
Alrededor de las diez, varias decenas de policías, armados con fusiles de
asalto, irrumpen en las dependencias. Todo transcurre en cuestión de minutos.
Los ladridos de los perros, controlados a duras penas por los agentes,
atemorizan a los empleados. Las misteriosas bolsas negras que portan algunos
funcionarios del Departamento de Aduanas y de la Agencia Tributaria, las
carreras, los gritos ordenando a las empleadas que no toquen sus bolsos ni
accedan a los ordenadores (algunos trabajadores contarían posteriormente que
fueron literalmente empujados contra la pared), constituyen un espectáculo
digno de la mejor película policíaca:
“Nadie
podía sospechar lo que el día 9 de mayo de 2006 nos tenía preparado. Aquel día,
“alguien” decidió que sería el principio del fin de una empresa que llevaba 26
años trabajando honradamente y cumplía con todos los compromisos que había
adquirido con sus clientes.
Serían
aproximadamente las 9:20 horas cuando salí de la sede social para hacer unas
gestiones particulares en una entidad bancaria situada en la misma Calle
Génova. Al pasar por la esquina de la Audiencia Nacional observé a unas treinta
o cuarenta personas que estaban distribuidas en varios grupos. “Otro día
movido”, pensé, y así se lo comenté a la empleada del banco mientras hablábamos
de lo entretenidos que estábamos en esa zona de Madrid.
Al
regresar a la oficina me topé con una masa azul oscura; un policía que portaba
un fusil y bloqueaba literalmente la entrada. Le dije que era empleado de la
empresa y pregunté qué era lo que había ocurrido, pensando que, dada nuestra
proximidad a la Audiencia Nacional, podíamos tener algún aviso para desalojarla
oficina. El policía comenzó a hablar a través de un micro instalado en el
hombro de su uniforme. A los pocos minutos, salió una señora que me pidió que
me identificara, tras lo cual fuimos a mi despacho. Al pasar por el hall de
entrada pude ver con más detenimiento que todas las personas que estaban en la
esquina de la Audiencia llevaban chalecos amarillos. Al llegar al despacho me
entregaron un escrito y se me instó a leerlo. No daba crédito a mis ojos. Era
la orden por la que se intervenía Afinsa, con la lista de acusaciones contra
sus gestores. A partir de ese momento, nervios. No sabía a quién dirigirme,
pues no localizaba a los abogados de la empresa, ni podía contactar con la
Dirección porque tenían los móviles apagados. Más tarde sabría que, en aquellos
momentos, una dotación compuesta por más de veinte policías estaba llevando a
cabo un minucioso registro en el domicilio de los altos directivos de Afinsa.
Cuando la
Secretaria Judicial procedía a salir de mi despacho, apareció “ÉL”; pelo negro,
alto, enjuto, creo que sin chaleco amarillo, dando órdenes a diestro y
siniestro: “Comunique usted que nadie toque los ordenadores y que los empleados
abandonen la oficina. Ni agendas, ni papeles, ni nada. ¡Todo el mundo a la
calle!”. Se tardó en abandonar la oficina, pues a la salida teníamos que
enseñar el DNI y las compañeras tenían que abrir los bolsos y enseñar su
interior. Parecía una redada antidroga, con una sutil diferencia: nosotros éramos
unos trabajadores que ese nefasto 9 de mayo de 2006 habíamos acudido a nuestro
puesto de trabajo y que ahora salíamos precipitadamente, por la puerta trasera,
escoltados por la policía”.
Quien así se
expresa es un antiguo directivo de la compañía. “Él” no es otro que el fiscal Alejandro
Luzón, de la Fiscalía Anticorrupción. El testimonio de este directivo nos da
una idea de lo que debieron de ser aquellas primeras horas, que convirtieron su
lugar habitual de trabajo en un escenario de pesadilla.
El despliegue
informativo que acompaña la acción policial desde el primer momento es de todo
menos “secreto”. Las cámaras de Telecinco, oportunamente convocadas y
estratégicamente situadas en las Calles Génova —sede de Afinsa— y José Abascal
—sede de Fórum Filatélico—están preparadas desde las 8:00 de la mañana para
transmitir las imágenes del asalto, que tendrá lugar un par de horas más tarde.
En la sede social de Afinsa, los trabajadores, situados en las cinco primeras
plantas del edificio, tienen conocimiento de la intervención que está teniendo
lugar en la entreplanta a través de las noticias difundidas por Internet.
Una empleada
recuerda aquellos primeros minutos del asalto:
“Llegaron
y nos conminaron a todos a salir a la calle. Más tarde supimos que pesaba una
orden de secreto sumarial sobre la intervención y, sin embargo, las cámaras de
Telecinco, perfectamente apostadas en la acera de la Calle Génova, recogían
todo lo que allí estaba sucediendo”.
Las filtraciones
a los medios de comunicación van a ser la tónica general desde el primer
momento de la intervención: fuentes
autorizadas, fuentes de la Fiscalía
Anticorrupción, fuentes de la Agencia
Tributaria, y no se sabe cuántas fuentes
más, filtran noticias que, cuanto menos, calificaríamos como tóxicas;
auténticas cortinas de humo lanzadas con el fin de distraer la atención.
Siempre en el momento preciso, oportunamente,
según conviene y en el instante
adecuado.
Yo no daba
crédito a lo que estaba sucediendo. Algo no encajaba. Como cliente de Afinsa
desde hacía varios años, jamás pensé que las cantidades por mí invertidas en la
compra de filatelia estuviesen en riesgo. Todos los informes recabados antes de
invertir en la empresa, líder en el sector de los bienes tangibles, habían sido
inmejorables, como inmejorable había sido la relación empresa-cliente desde que
opté por adquirir lotes filatélicos como un medio alternativo y seguro de
inversión.
Pasan las horas y
la angustia va en aumento. Las primeras imágenes de las actuaciones policiales
inundan los telediarios de mediodía, pero son las agencias de prensa oficiales
y los periódicos digitales los que avanzan la noticia. El protagonismo de
Internet en los primeros momentos de las actuaciones es absoluto. A través de
la prensa digital se adelantan los titulares que aparecerán en los diarios de
papel al día siguiente. Todos, sin excepción, dedican sus portadas al asunto
con titulares a cual más sensacionalista que validan, de facto, la teoría de la estafa: “350.000 afectados por una
estafa piramidal” (El País, 10.05.2005); “Golpe a dos empresas de
filatelia que estafaban con un sistema piramidal” (El Periódico de
Cataluña, 10.05.2006).
Algunos de ellos
completan sus cabeceras con inquietantes informaciones que han resultado ser completamente falsas: “Afinsa y
Fórum crearon una red de sociedades fantasma para crear compras en el
extranjero” (El País,
11.05.2006). Otras, igualmente falsas,
apuntaban como fuente directa a los cuerpos de policía: “Los máximos
directivos de Fórum y Afinsa detenidos por presunta estafa”, “Confiscados 10
millones de euros en efectivo (…) En
el domicilio de uno de los consejeros de Afinsa arrestados, la policía encontró unos 10 millones de
euros en efectivo, dinero que habría sido requisado” (Expansión,
11.05.2006), “La policía dice que halló en el sótano de Afinsa planchas para
fabricar sellos” (Expansión, Empresas y Finanzas, 10.05.2006).
En las primeras
horas de la tarde, la policía permite el acceso a la zona. Comienzan a llegar
los clientes. El shock inicial por lo que está sucediendo da paso a una
relativa toma de conciencia sobre la dimensión del asunto. Se escuchan voces
indignadas por el atropello y algunos llantos, que son morbosamente recogidos
por las cámaras de televisión; pero no se escucha un sólo reproche hacia la
empresa o sus directivos. Las protestas y acusaciones lanzadas van en otra
dirección: “Esto es una expropiación en toda regla”, “Esto es otra RUMASA”,
“Quieren tapar lo de Bono”, “Esto es una locura”, “¿Pero qué ha hecho el
Gobierno?”…
Hay quien va más
allá: “Esto es cosa de la banca. De Botín” (en caso de ser cierta la
anécdota relatada por muchos —pero no confirmada—de que cinco días antes de la
puesta en marcha del saqueo, Emilio Botín y Alfredo Pérez Rubalcaba mantuvieron
una reunión en el Hotel Atrio, de Valladolid, no dejaría de resultar una
curiosa coincidencia el hecho de que el nombre del hotel de tres estrellas, en
el que presumiblemente se vieron, coincida con el nombre en clave utilizado por
la policía para referirse a la intervención: “Operación Atrio”).
El primer
registro finaliza a altas horas de la madrugada del día 10 de mayo. Para
entonces, la alarma social es enorme, y la imponente maquinaria puesta en
marcha para generar un determinado estado de opinión ya corre desbocada. Los ecos
del revuelo ocasionado por la noticia de la intervención son de tal magnitud
que pronto apagan el escándalo producido por otra noticia de alcance ocurrida
el día anterior. En el centro de la misma, como protagonistas absolutos, tres
policías, dos militantes del Partido Popular y un Ministro de Defensa: José
Bono.
“Caso
Bono”
Hagamos memoria.
Aproximadamente un año antes de la intervención, el 25 de enero de 2005, para
ser más exactos, durante una manifestación convocada en Madrid por la
Asociación de Víctimas del Terrorismo, la Policía detiene a dos militantes del
Partido Popular bajo una acusación muy grave: actos de agresión contra el
entonces Ministro de Defensa socialista, José Bono. Los presuntos agresores son
puestos en libertad cuatro horas y media más tarde.
Indignado ante lo
que había sucedido, y considerando que las actuaciones contra los militantes
habían sido irregulares, el Partido Popular emprende acciones legales contra
los policías autores de las detenciones. El juicio oral a los tres agentes
acusados tiene lugar en abril de 2006. El lunes 8 de mayo de 2006 la Audiencia
Provincial hace pública la sentencia. Se condena a los tres policías por
detención ilegal, coacciones y falsificación de documento público. El revuelo
mediático es impresionante.
La
sensacionalista intervención judicial de Afinsa y Fórum Filatélico, a golpe de
metralleta, tiene lugar al día siguiente: el 9 de mayo. Con el asalto a las
sedes de las filatélicas, la noticia de la detención de los policías y la
falsedad de las acusaciones del ministro contra los militantes del Partido
Popular van a quedar totalmente neutralizadas.
“No
quiero pensar mal y pensar que esto es una respuesta para tapar el gravísimo
deterioro democrático que supone la detención de militantes del Partido Popular
sin ningún fundamento y sin más motivo que el de ser militantes” (El Mundo 10.05.2006).
Con estas
palabras, que cuestionan los verdaderos motivos de la intervención, el entonces
Portavoz Adjunto de Economía del Partido Popular, Vicente Martínez Pujalte,
lanza una primera andanada al Gobierno. El diputado popular deja abierta la
posibilidad de que la aparatosa maquinaria puesta en marcha con la “Operación
Atrio” obedeciese, en realidad, a un intento de distraer a la opinión pública y
desviar la atención puesta sobre el “Caso Bono”.
Aunque tan solo
en una ínfima parte, así era.
Capítulo
II
EL DOGMA PETRIFICADO
Se interviene Afinsa. La investigación está
bajo secreto de sumario y, sin embargo, las cámaras de Telecinco, estratégicamente
situadas en la Calle Génova, de Madrid, frente a las puertas de la sede de la
compañía, retransmiten el registro policial en tiempo real. Las imágenes
muestran una calle bloqueada por furgones policiales, plagada de agentes
armados hasta los dientes y policías de Aduanas entrando y saliendo del
edificio con bolsas negras. A Telecinco se suman en poco tiempo las
televisiones de otras cadenas, un nutrido grupo de fotógrafos de prensa y
locutores de emisoras de radio. El
objetivo no es otro que el de vender un falso montaje a la sociedad española.
La inquietante
puesta en escena no obedece en absoluto a la propia del registro de una
empresa, y sí a la desarticulación violenta de una banda de peligrosos
delincuentes. En semejante tipo de actuaciones, los policías corren el riesgo
de ser recibidos a tiros, y el botín, cuando se encuentra, resulta ser un alijo
de droga, de mercancía robada, de fajos de dinero ilícito o falsificado. Lo que
nos muestran ese 9 de mayo de 2006 es el escenario propio del desmantelamiento
de una red de mafiosos, de la detención de unos secuestradores que custodian un
zulo, o de unos terroristas pillados con las manos en la masa durante la
operación de montaje de un coche bomba.
¿Para qué
aquellos perros, aquellas armas, aquellas bolsas negras? ¿Creían quienes
idearon ese operativo que los directivos o los empleados de Afinsa repelerían a
tiros a la policía? ¿Creía el Ministerio del Interior, o el juez que firmó la
orden de registro, que en la sede de Afinsa se guardaban drogas o alijos de
objetos robados? ¿Dinero ilícito, tal vez? ¿Por qué tanto sensacionalismo?
La respuesta es
sencilla. Y perversa. Una mentira no se convierte en verdad por mucho que se
repita. Una mentira lo es siempre, de principio a fin. Pero una mentira que se
repite miles de veces, finalmente crea una apariencia de verdad, y termina por
convertirse en dogma.
No quisiera confundir
al lector. No estoy hablando de un dogma religioso o un dogma de fe, verdades
ambas muy diferentes a lo que realmente quiero referirme. Hablo de “dogma”,
ateniéndome al diccionario de la Real Academia, como de “aquella proposición
que se asienta por firme y cierta y como principio innegable”. Una
estrategia que Goebbels hiciera famosa en la Alemania nazi, pero cuya
formulación teórica es muy anterior a esa siniestra etapa de la historia y que
merece ser traída a colación.
A finales del s.
XIX, una corriente de investigación histórica propuso la Teoría del Dogma Petrificado, según la cual una falsedad, por
repetición, es aceptada por las masas como una realidad hasta el punto de
convertir la mentira en un dogma aceptado como cierto. En los inicios del
proceso, el dogma puede tambalearse; puede surgir quien lo cuestione, y ese es
el principal riesgo al que se enfrenta el autor (en este caso, autores) de la
falsedad. Tendrá que transcurrir cierto tiempo para que el dogma se petrifique,
se consolide, hasta hacerse casi indestructible. Antiguamente, ese proceso de
petrificación podía tardar décadas, o incluso siglos. Fue Goebbels quien
consiguió reducirlo a cuestión de meses. La estrategia no es otra que la de
repetir la mentira elegida una y otra vez, por todos los métodos, a todas
horas, de manera continuada, insistente y machacona. Sin descanso. Hoy, gracias
a los medios de comunicación, la petrificación del dogma puede conseguirse en
mucho menos tiempo del utilizado por el ideólogo de la Alemania nazi.
Eso fue lo que
sucedió aquel día 9 de mayo de 2006: la puesta en marcha de una increíble red
de falsedades, de mentiras, desde primera hora de la mañana, que perdura para
muchos hasta el día de hoy. Los perros, las armas, las bolsas negras, la
desproporcionada cantidad de furgones y de policías, tenían una finalidad muy
concreta. La presencia de las cámaras de televisión, apostadas frente a la sede
de Afinsa desde el primer instante de la intervención, buscaba crear y
petrificar el dogma con la mayor rapidez posible. Se perseguía un objetivo
múltiple: en primer lugar, transmitir la idea de que desde Afinsa se habían
cometido hechos terriblemente delictivos que merecían semejante despliegue; en
segundo lugar, algo igualmente perverso: destruir en cuestión de horas, o de
minutos, la imagen de credibilidad que la compañía se había labrado durante más
de un cuarto de siglo; y, por último, neutralizar cualquier intento de autodefensa por parte de
sus gestores. Una vez petrificado el dogma, cada declaración, cada afirmación,
cada imagen de un directivo de Afinsa, será la declaración, la afirmación o la
imagen de un delincuente. Para eso se dio aviso a Telecinco. Para eso
las armas, las bolsas negras, los perros, los fusiles de asalto…
En este escenario
de pesadilla, la primera mentira corrió como un reguero de pólvora. A media
mañana no había manera de conectar una cadena de televisión, una emisora de
radio o un periódico digital que, de forma premeditada o inocente, no estuviera
actuando como correa de transmisión de una información que lanzaba idénticos
mensajes: un nutrido destacamento de policías con perros, armas y bolsas negras
salía y entraba de la sede de Afinsa. Se había detenido a toda la cúpula
directiva. Esa era la noticia
sensacionalista que debía ser difundida una y otra vez.
Pero todo lo
anterior no era suficiente. Hacía falta algo más, un detalle realmente
importante. Para que el plan surtiese el efecto deseado, para que el dogma
tomase forma, los clientes debían dirigir sus miradas, sus iras y sus reproches
hacia la compañía saqueada. Una segunda y tremenda falsedad comenzó entonces a
deslizarse en paralelo a la anterior. Y con los mismos métodos. Los urdidores
de la trama necesitaban otra mentira añadida, y los titulares de prensa les van
a facilitar el trabajo: ¡impresionante
estafa piramidal a miles de clientes! Ese era el dogma.
Afinsa, según los
saqueadores goebbelianos, había estafado a sus clientes. Conforme a todas las
consignas, la compañía de bienes tangibles había montado, en el transcurso de
veinticinco años, una enorme trama para robar a las personas que le habían
confiado sus inversiones. Esos debían ser los titulares. Gracias a ellos, el
dogma se petrifica a la velocidad deseada. En aquel 9 de mayo de 2006, España
entera se acuesta creyendo a pies juntillas todo lo visto y oído a través de
los medios de comunicación: los propietarios y los directivos de Afinsa eran unos
estafadores. A partir de ese momento, las más de 192.000 víctimas conforman,
una confusa, dispersa, dividida y
desorganizada marabunta de clientes que son tachados por la sociedad de listos
y avariciosos. En un experimento de manipulación social de proporciones
gigantescas, los saqueadores consiguen su propósito: una mayoría de
perjudicados acaban por admitir —sí o sí— haber sido estafados por la compañía
saqueada. ¡Bien merecido lo tenían! En términos de diseño, y a la vista de los
resultados obtenidos, justo es reconocer que la operación resulta perfecta y
tan magistral como maquiavélica.
Durante los días
sucesivos al 9 de mayo, la operación de desgaste y el acoso y derribo mediático
continúan sin tregua. Abierta la veda y petrificado el dogma, la parte más dura
del trabajo estaba hecha. Tan sólo bastaba alimentar la hoguera con el cualquier
material combustible adecuado y dejar que las cosas siguieran su curso.
Analistas y tertulianos radiofónicos y televisivos, que no tenían ni la menor
idea de lo que realmente estaba sucediendo, se prestaron al juego de los
saqueadores, de manera voluntaria y entusiasta, en un ejercicio de linchamiento
colectivo al que se podía apuntar cualquiera. Las mentiras se iban deslizando e
introduciendo en la psique colectiva de los españoles ante el pasmo y la
mirada crédula de millones de personas, pero también ante la angustia de
quienes no creíamos tan graves acusaciones: Afinsa no tenía sellos —decían— y,
aún en el supuesto de que los tuviera, eran falsos; Afinsa tenía un agujero
patrimonial de miles de millones; Afinsa no tenía liquidez para atender sus
compromisos inmediatos; Afinsa había evadido capitales al extranjero; un alto
cargo de Afinsa había escondido 10 millones de euros en un zulo de escayola
construido en su lujoso chalet de la exclusiva urbanización de La Moraleja, en
Madrid; Afinsa…
El cruel y frío
Goebbels no lo hubiera hecho mejor. Con el tiempo, sin embargo, las cosas han
cambiado. Aunque muy lentamente, la verdad se va abriendo paso. Todas y cada
una de esas acusaciones, junto con otras igualmente graves, se han ido cayendo.
Pero derribar un
dogma petrificado resulta extraordinariamente difícil, cuando no imposible. Una vez que la mentira se ha consolidado, es
necesario llevar a cabo un enorme esfuerzo para restituir la verdad. Y, para
ello, no basta cualquier método. Hay que desmontar el dogma pieza a pieza,
buscar cada dato, cada evidencia, cada documento que facilite la destrucción de
la gran mentira. Hay que romper la piedra con enorme paciencia para atravesar
una densa barrera de escepticismo; aportar mil certezas por cada falsedad
férreamente instalada, y hacerlo de manera definitiva, sin dejar un mínimo
resquicio en el que pueda ocultarse, agazapada, la duda. Ardua y constante
labor ésta —pero necesaria—, a la que están dedicadas las restantes páginas. A destruir la gran mentira y a exponer toda
la verdad.
Cuando un Estado
interviene una empresa lo hace para proteger los intereses de sus clientes, de
sus empleados, de sus acreedores y, en última instancia, para tratar de salvar
la propia empresa. Esos, y no otros, deben ser los motivos que justifiquen una
intervención. Pues bien: en el caso de Afinsa ni uno sólo de esos objetivos se
ha cumplido. La empresa cesó su actividad en el mismo instante en que fue
intervenida. Los clientes fuimos expoliados de nuestras inversiones y los
empleados y comerciales fueron fulminantemente despedidos. Nadie, aparentemente,
ha salido beneficiado de las actuaciones de la Fiscalía Anticorrupción.
Capítulo III
EL VALOR DE AFINSA
La Historia y la Literatura, están llenas
de ejemplos. Para que exista un saqueo debe existir, igualmente, un expolio: el
llamado botín del vencedor. Algo que
el saqueador desee poseer ardientemente, bien porque el objeto de su deseo
tenga para él un gran valor, bien porque lo que el predador externo realmente
ansíe sea ocupar el espacio fértil —ahora vacío— que ha dejado su víctima;
tomar el control del nuevo orden generado, una vez se haya consumado el
expolio, y hacerse con todos los beneficios colaterales que, indefectiblemente,
dejará tras de sí el saqueo.
Después, y si
ello le conviene, el salteador cubrirá con un barniz su acción depredadora. En
ocasiones, ese barniz será de carácter filantrópico: se roba a los ricos para dárselo
a los pobres, se expropian las tierras para dárselas a los campesinos, etc.;
pero éstas serán las menos. Lo normal es que, contando con la ayuda de los
gobernantes de turno, el expoliador desarrolle un área nueva de riqueza que
supla la que él ha esquilmado.
La fórmula
resultante pronto dará paso a nuevas y lucrativas áreas de negocio que harán
olvidar quiénes fueron sus víctimas, qué fue lo que les imposibilitó actuar
para evitar el expolio, la vejación y el ultraje al que fueron sometidas por el
ladrón y —por encima de todo— cuál fue la naturaleza del acto de rapiña
primigenio que ha devengado, con el tiempo, tan provechosos resultados.
Siguiendo esta
línea argumental, si tomamos como premisa que todo saqueo es en sí mismo una
historia que guarda relación con algo de un determinado valor que ha sido
esquilmado, o expoliado, la pregunta surge inevitable: ¿Cuál era el valor real de Afinsa?
Comencemos por el
principio. La lectura de lo que sigue proporciona una amplia visión del tamaño
de la empresa intervenida. Ello justifica, en mi opinión, la extensión del
capítulo. El lector, naturalmente, puede optar por prescindir de su lectura o,
por el contrario, sumergirse —y de lleno— en sus páginas. Le sugiero lo segundo
en la seguridad de que hacerlo así le proporcionará una idea bastante precisa
de la enorme pérdida que, en términos de creación de empleo y generación de
riqueza, ha supuesto la intervención y destrucción de este imponente grupo
empresarial.
Una mirada
detallada a la trayectoria de la compañía resultará de gran ayuda para
comprender qué exactamente querían conseguir quienes urdieron su saqueo.
Permitirá, además, evaluar si verdaderamente nos encontramos —tal y como nos
quieren hacer creer— ante las burdas actuaciones de una pandilla de estafadores
o si, por el contrario, tenemos ante nosotros la radiografía de un holding cuyo
impresionante recorrido nada tiene que ver con la historia que los saqueadores
han pretendido hacernos creer.
El detalle de lo
que sigue a continuación produce vértigo. A la luz de los fríos datos
objetivos, uno se pregunta: ¿cómo se ha podido destruir semejante compañía
mediante acusaciones que, más de nueve años después de la intervención, no han
sido probadas? Comencemos.
La empresa se
funda en octubre de 1980 y,
por lo tanto, aquel día 9 de mayo de 2006 la trayectoria de Afinsa contaba ya
con más de un cuarto de siglo de existencia. El nombre inicial, Ahorro
Filatélico Internacional, que posteriormente evolucionaría al de Afinsa Bienes
Tangibles, S.A., se ajustaba fielmente a lo que sería, como misión, el objeto
social de la compañía: “Conformar
una actividad empresarial consolidada a nivel internacional, especializada en
la compra y venta de bienes tangibles de colección, en la comercialización de
Sistemas de Inversión basándose en estos bienes y en la dirección de empresas y
negocios afines”.
La sociedad
cumple, desde el momento mismo de su constitución, con todas las exigencias de
la legalidad vigente, lo cual no deja de resultar una obviedad, porque de otro
modo no habría podido desarrollar su actividad. Por exigencias del tipo de
negocio en que estaba encuadrada, dedica los primeros años de su existencia a
formar y consolidar una red comercial.
Además de ser
socio fundador y miembro del Consejo de Administración de UNESFIL (Unión
Española de Compañías de Inversión Filatélica y Numismática), asociación creada
para la protección del inversor en filatelia y numismática bajo sugerencia del
propio Ministerio de Economía y Comercio, desde sus comienzos, y de forma continuada,
pertenece a prestigiosas asociaciones nacionales e internacionales de
empresarios filatélicos del más alto nivel, destacando de entre todas ellas las
siguientes: IFSDA (International Federation of Stamp Dealers Associations),
máximo órgano regulador del sector a nivel internacional; ASCAT (Asociación de
Editores de Catálogos de Sellos), IA (Asociación Internacional de Salas de
Subastas), ASECI (Asociación de Empresarios de Coleccionismo e Inversión), ASDA
(Asociación Americana de Comerciantes de Filatelia), PTS (Asociación de
Comerciantes Filatélicos), APHU (Asociación de Comerciantes de Filatelia de
Alemania) y ACOFIL (Asociación de Comerciantes de Portugal). Pertenece,
asimismo, a ANFIL, asociación española
que, tal y como veremos más adelante, jugará un turbio papel en la maraña que
envuelve a la intervención. Por otra parte, con el rango de
colaborador estratégico de UPU (Unión Postal Universal), FIP (Federación
Internacional de Filatelia) y WADP (Asociación Mundial para el Desarrollo de la
Filatelia), en esos primeros años Afinsa promueve la implantación en el sector
filatélico español del Decálogo de Ética
Filatélica, auténtico código de conducta empresarial de obligado
cumplimiento para todo aquel que estuviese adherido a los referidos organismos
internacionales.
En 1981 inicia su andadura como organizadora de
subastas, actividad que desempeña de forma recurrente hasta el 9 de mayo de
2006, el día de la intervención. Para
entonces, ya cuenta en su haber con más de 500 subastas realizadas. Desde el
momento en que se pone en marcha esta actividad, y en adelante, se darán cita
en los exclusivos eventos organizados por Afinsa quienes mejor conocen el valor
de la inversión relacionada con los coleccionables: expertos compradores
nacionales e internacionales.
Durante ese primer periodo, Afinsa comienza a editar revistas y catálogos filatélicos que se
convierten en referencia para coleccionistas e inversores de España y Portugal.
Esas actividades le valen, entre otros, el Premio Internacional de la Asociación
para el Estudio Internacional del Consumo (AIEPEC), que distingue a aquellas
empresas acreedoras del reconocimiento público por la calidad de sus productos
o servicios.
Entre otros
importantes galardones, consigue el sueño de cualquier editor: el premio
otorgado por el Ministerio de Cultura al Libro Mejor Editado por el facsímil de
Ars Magna, de Raimundo Lulio. Con tan sólo cinco años de existencia,
Afinsa ya es acreedora del reconocimiento que le es reservado a aquellas
empresas consideradas relevantes en el ámbito del coleccionismo filatélico.
A partir de
1985, y hasta 1990,
Afinsa inaugura sedes en Portugal y en distintas provincias de España. En 1985
crea su división de Arte y Antigüedades, con galerías de arte contemporáneo
ubicadas en el distrito del arte de Madrid y tiendas de antigüedades en el
llamado Centro de Antigüedades Puerta de Toledo. Desde ese momento, es invitada
a participar en las más importantes ferias del sector. Como un nuevo servicio a
sus clientes y a todo el sector del arte, crea la revista Galería Antiqvaria,
que se convierte en todo un referente para el mercado de arte y antigüedades.
En 1988 recibe el Premio Alpha por su labor comercial, y un año después, es
nombrada Mejor Empresa del Año. En 1989 Albertino de Figueiredo, entonces
Presidente de Afinsa, recibe el galardón al Dirigente del Año.
Durante todo este
tiempo, su actividad comercial y su presencia en el exterior, con asistencia a
numerosos congresos y eventos internacionales, adquieren cada vez mayor
relevancia, destacando como hecho significativo su presencia en la Exposición
Mundial de Filatelia PHILEXFRANCE 89, en París, y en la Feria Internacional de
Bruselas.
Cumplidos sus
primeros diez años de vida, Afinsa está definitivamente consolidada como un
caso ejemplar de servicio de calidad y riguroso cumplimiento, cuya labor es
reconocida por clientes y competidores.
En el marco de
acciones altruistas y de servicio a la comunidad, y a beneficio de la
Asociación de Víctimas del Terrorismo, en 1990 Afinsa se hace cargo de la
organización y el patrocinio de la subasta “Contra el Horror, Cultura”,
un evento filantrópico y solidario que nos aleja mucho de la imagen que
reflejaría una empresa que quisiera estafar a sus clientes. En ésta, como en
tantas otras iniciativas socio—culturales, Afinsa, lejos de apropiarse de lo
ajeno, hace aportaciones muy importantes para aquellos que lo necesitan.
Esa misma subasta
se repite en 1992. El nombre reafirma los valores de Afinsa. Es muy parecido al
anterior: “Cultura Contra el Horror”. Gracias a las piezas donadas por
la propia Afinsa y a las obras aportadas por diversos artistas, la cifra de
recaudación alcanzada supera los seis millones de pesetas.
Las actividades
iniciadas en años anteriores continúan desarrollándose ahora a buen ritmo. Su
asistencia a ferias y congresos de coleccionismo y filatelia nacionales e
internacionales es constante; está presente en prácticamente todas las
programadas en el calendario nacional y en las más significativas del
internacional, a las que acude con un stand institucional y varios
comerciales para sus diferentes unidades de negocio. Por su importancia,
destacamos de estas últimas las siguientes: World Stamp London 90,
Iberoamericana 90, Feria Internacional del Sello de Essen, World Stamp Exhibition
Philanippon (Tokio), Expamer 91 (Buenos Aires), Philaiberia 91 (Portugal),
Exposición Mundial de Filatelia 92 (Granada), Exposición Mundial de Filatelia
Temática (Génova), Stampex 96 (Londres), Basilea 96, Pacific 97 (San Francisco)
y Exposición Filatélica Internacional Portugal 98, entre otras muchas más.
De igual manera,
el área de Arte impulsada por Afinsa vive un gran desarrollo; significativos
artistas de vanguardia exponen en sus galerías de arte (Olitsky,
Kenneth, Noland, Larry Poons, William de Kooning, Meter Philips, E. Arroyo, A.
Alfaro, E. Úrculo, Demis Hooper, Kiki Smith), y están igualmente presentes en
las principales ferias de arte contemporáneo del mundo (Arco, Basilea, Miami,
Caracas, Los Ángeles, etc.).
A todo lo
anterior se suma la creación de la primera galería de arte española por
Internet, Mercart (Mercado Continuo de Arte), elegida como una de las cien
mejores ideas empresariales de 1994 por la revista Actualidad Económica.
La edición de
catálogos y revistas especializadas crece en paralelo a la expansión comercial
de la compañía y Afinsa se convierte en la primera editorial española
especializada en coleccionismo. Ese mismo año, participa como miembro de pleno
derecho en la reunión de la Asociación Internacional de Editores de Catálogos y
Publicaciones Filatélicas. Esta acotación es importante, porque no es éste un
dato que deba pasar inadvertido, en absoluto. Los catálogos son utilizados para
cuantificar, de la manera más precisa, el valor real de una pieza filatélica, y
son revisados minuciosamente por coleccionistas y editores del mundo entero.
Reunirse con los mayores expertos filatélicos aportando sus propios catálogos
implica necesariamente estar en posesión de importantes conocimientos y
experiencia que, además, se desea compartir. No parece que estos encuentros
quisieran llevarse a cabo, de manera voluntaria, por quien tiene algo que
ocultar.
Es más, al lector
tal vez le interesará saber que los catálogos de Afinsa han sido reiterada y
ampliamente utilizados como referencia en la valoración de filatelia en todo el
mundo. Tanto es así que, a raíz de la intervención, quienes ahora administran la compañía por orden del juez, se han visto
obligados a continuar editándolos, aunque no para su distribución en
España. Por increíble que pueda parecer, los mismos catálogos que han quedado
invalidados en nuestro país porque no se les otorga credibilidad ni valor
alguno, por parte del órgano concursal, están
siendo publicados en Portugal por exigencias y demandas de los propios coleccionistas
portugueses.
En 1995, recopilando 1.400 sellos que abarcan el
periodo comprendido entre 1859 y 1960, Afinsa edita el primer Catálogo
Audiovisual de Sellos de España, una labor nunca antes emprendida por ninguna
empresa del sector. El Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente,
ámbito gubernamental del que en esa época dependían las emisiones filatélicas,
encarga a Afinsa la producción y edición de un catálogo digital sobre la
primera edición de Obras Maestras de la Filatelia.
En ese mismo
año de 1995, Afinsa funda
en España la casa de subastas Finarte—España en sociedad con la primera firma
de subastas de arte en Italia, Finarte Casa D’Arte Spa, y una de las diez
primeras empresas del mundo en esta especialidad.
De entre los centenares
de importantes subastas filatélicas realizadas durante estos años, conviene
citar, por su importancia, las siguientes:
• Subasta de la colección de filatelia
portuguesa Angelo Lima, celebrada el 1 de noviembre de 1995 en el Hotel Palace
de Madrid. Bate tres records históricos: mayor montante total jamás alcanzado
en una subasta filatélica (226 millones de pesetas), mayor precio obtenido en
la historia por un sello portugués (30 millones de pesetas), y mayor precio
pagado por un sello en la Península Ibérica.
• Subasta de la colección Primer Sello
Postal Español, realizada el 4 de noviembre de 1997. Salen a la venta 298 lotes
de sellos y cartas con el primer sello emitido en España: el “seis cuartos
negro” de Isabel II, de 1850. Las estimaciones iniciales de remates, 150
millones de pesetas, se ven ampliamente superadas por la realidad. El total de
los mismos alcanza la cantidad de 245 millones de pesetas, cifra record en
España en subastas de filatelia.
• Subasta de la colección Antonio Felino,
realizada el 12 de septiembre de 1998 en el Centro Cultural de la ciudad
portuguesa de Belem, y dentro de las actividades organizadas por Afinsa en su
participación en la Exposición Internacional de Filatelia, Portugal 98. Se
venden 414 lotes de los mejores sellos clásicos de Portugal, y los remates superan
la cifra de 143 millones de pesetas.
• Colección Joyas de la Filatelia
Española, subastada el 17 de noviembre de 1998, en el Hotel Palace de Madrid.
Se venden 257 lotes filatélicos, certificados y autentificados por los mejores
expertos internacionales, por más de 180 millones de pesetas.
• Colección Piezas Maestras de la
Filatelia Francesa, celebrada el 21 de noviembre de 1998 en el Hotel Four
Seasons, de Nueva York, donde se rematan 337 lotes de lo más selecto de la
filatelia francesa del periodo 1849/1878.
• Subasta de la colección de sellos
clásicos de Ecuador formada por el ilustre coleccionista D. Enrique Martín de
Bustamante. Se registran numerosos remates millonarios, como el del “cuatro
reales rojo”, de Ecuador, que se vendió por más de 14 millones de pesetas.
El Grupo De Rosa Internacional se integra
en Afinsa en 1997. Con
este acuerdo, Afinsa Bienes Tangibles, S.A. se convierte en la empresa filatélica
más importante del mundo, hecho éste que queda ratificado tras su ingreso en el
exclusivo The Collector Club, de Nueva York, al que han pertenecido los
coleccionistas filatélicos más importantes durante sus más de 100 años de
existencia.
El prestigio de
Afinsa ya es todo un referente para el gran coleccionista internacional, y más
cuando, a partir de ese año, crea su propio dominio en Internet, convirtiéndose
desde el primer momento en uno de los más importantes servidores de información
y venta de productos y servicios relacionados con el coleccionismo en habla
hispana.
En el mismo
año de 1977, Afinsa entra
en el primer mercado mundial de los coleccionables con la compra de un paquete
accionarial de la firma norteamericana Greg Manning Auctions Inc., primer grupo
de empresas del sector filatélico y numismático en EEUU, con cotización en el
índice bursátil Nasdaq.
En 1998, Afinsa ya es reconocida como una de las
50 empresas europeas más valoradas por crecimiento y creación de empleo de los
últimos cinco años, según acredita el certificado Europe´s 500, emitido por
GrowthPlus, asociación europea que promueve y premia la iniciativa emprendedora
en los países de la Unión Europea. Sólo 34 compañías españolas habían recibido
hasta ese momento tal galardón.
En ese mismo año, se firma un acuerdo con el DG Bank
Luxembourg para la comercialización de un fondo internacional de arte, en cuyo
diseño y creación había participado la propia empresa. A resultas de esa
colaboración, el citado banco ofrece a Afinsa ser su representante en España para la comercialización de dichos fondos de arte. En atención a esta invitación, y por el carácter
especialmente innovador de las propuestas del DG Bank, Afinsa solicita oficial y formalmente ante la CNMV la concesión de una
licencia para operar como intermediario financiero. (A diferencia de los productos
comercializados en Afinsa, las participaciones en un fondo tienen carácter
financiero y su venta está sometida a una regulación específica).
El expediente se
inicia con toda normalidad, cumpliendo todos los requerimientos, tanto de
organización técnica y profesional para la dirección del negocio, como de
depósitos dinerarios, exigidos al caso. Más adelante, y en curso de esta
solicitud, la CNMV no autoriza a DG Bank la comercialización en España de sus
fondos de inversión en arte. A resultas de ello, y puesto que Afinsa no tenía
ningún interés en comercializar productos
del sistema financiero tradicional, solicita la
interrupción y suspensión de su solicitud para operar en el mismo. Dicha
suspensión fue concedida en atención a las razones presentadas.
Llegados a este
punto, debemos detenernos. Bueno es
recordar este hecho referido a la CNMV, que habla por sí solo. En contra de lo
que se ha venido sosteniendo por la Fiscalía, Afinsa jamás operó como entidad
financiera. Cuando lo pretendió, lo hizo para comercializar operaciones
completamente diferentes a las propias y mantuvo plenamente informado al
organismo competente de sus intenciones, sometiéndose, como es lógico, a sus
directrices y requisitos.
En el terreno de
las actuaciones sociales de Afinsa, debemos destacar, entre las muchas
realizadas en esta década, las importantes daciones hechas al Estado de piezas
de gran relevancia del patrimonio histórico artístico español: dos
impresionantes tablas del retablo El martirio de San Lorenzo, del
maestro de Budapest; el óleo sobre tabla Santiago Peregrino, de Juan de
Flandes; y La Piedad, de Berruguete.
Por su importancia, señalar, asimismo, los patrocinios de la empresa a dos
importantes eventos organizados por el Ministerio de Cultura de España. Se
trata de la exposición Marfiles y Esmaltes Medievales y Renacentistas en
España, realizada con motivo de la entrega en la ciudad de Estrasburgo, por parte de SM el Rey de España, D. Juan Carlos
I, del Premio Carlo Magno; y la no menos importante exposición Los Griegos en España; tras la huella de
Heracles, realizada por el Gobierno español con motivo de la visita de los
Reyes a Grecia.
En este mismo epígrafe cabría citar la
creación, en 1999, de la
Fundación que lleva el nombre del Presidente fundador de Afinsa, D. Albertino de
Figueiredo.
Afinsa creó esta
fundación con el fin primordial de promocionar y potenciar la filatelia como
una de las más completas manifestaciones del arte y la cultura universal. A
través de ella, se ha dado cobertura a multitud de iniciativas a favor del
filatelismo: se han patrocinado exposiciones, publicado libros, organizado
cursos y seminarios, etc. Asimismo, la fundación ha colaborado con los máximos
organismos postales y del coleccionismo internacional.
Para la consecución de sus fines sociales, Afinsa adquiere, para dicha fundación,
la llamada Biblioteca Pedro Monge, el conjunto más importante de
bibliografía de filatelia española a escala mundial. A esta adquisición se
añade inmediatamente la de otra importante biblioteca, centrada en el sello
portugués.
Llegamos al
año 2000. Se cumplen 20
años de la fundación de la compañía. La presencia de Afinsa en todas las ferias
internacionales de los sectores de filatelia y arte sigue una progresión
espectacular. Su actividad como empresa editora de revistas y catálogos es
incesante, al igual que la organización de subastas. Su red comercial crece y
se afianza, y decenas de miles de clientes satisfechos invierten en filatelia
de inversión a través de los programas de Afinsa. En ese mismo año, refuerza su
presencia en los mercados de China, ampliando su participación accionarial en
GMAI—Asia hasta el 25%. Por otro lado, todos los negocios que tienen que ver
con Internet y las ventas por subasta se agrupan dentro de una nueva empresa,
Auctentia, que les dota de una dirección experta y homogénea.
La labor
filantrópica de la empresa aumenta al mismo ritmo que su cartera de clientes.
Destaca en este apartado la firma de un convenio de colaboración con la ONCE
para la integración laboral de discapacitados y los acuerdos de colaboración
con el Ministerio de Cultura, que la llevan a ser uno de los principales
patrocinadores del Museo Nacional de Artes Decorativas. También patrono del Museo del Prado, del Museo Guggenheim desde
su inauguración y del Museo Reina Sofía.
En ese mismo año,
Afinsa celebra su vigésimo aniversario con un gran encuentro social en el
Teatro Real de Madrid al que acuden autoridades y personalidades, nacionales e
internacionales, de la política, la cultura y la economía, y entre los que se
encuentra D. Juan Antonio Samaranch, primer patrono de honor de la Fundación
Albertino de Figueiredo, en posesión de la mejor y más completa colección
filatélica del mundo de temática olímpica. En la actualidad, dicha colección
está cedida al Museo Olímpico de Lausana (Suiza).
Entre los actos
que han sido programados para el evento, se realiza una de las mejores subastas
filatélicas habidas en nuestro país, en la que se vende la colección 20
Aniversario.
Albertino de
Figueiredo, Presidente de Afinsa, es galardonado con la Medalla de Oro al
Mérito Filatélico de Galicia. La Fundación Pedro Ferrándiz le otorga la máxima
distinción por su apoyo constante al deporte, y la Escuela Superior de Gestión
Comercial y Marketing (ESIC) le concede el Premio Aster como reconocimiento a
su trayectoria profesional. Al mismo tiempo, es nombrado miembro de la Red de
Consejeros para la Internacionalización de la Economía Portuguesa por el
Gobierno portugués. Cuatro importantes reconocimientos que son recibidos, uno
tras otro, por el Presidente de Afinsa en un mismo año que no habría de
finalizar sin que la empresa recibiese otro importante galardón: el Máster de Oro que concede el Fórum de Alta
Dirección y que recibe el Vicepresidente de la empresa, D. Juan Antonio Cano,
de la mano de la entonces Presidenta del Senado, Doña Esperanza Aguirre.
En 2001, Khöler, la más antigua y reconocida
empresa de subastas alemana, se integra en el grupo a través de Auctentia, una
de las filiales de Afinsa. En 2002, ocurre lo mismo con la que es la más
prestigiosa firma de subastas filatélica internacional, la suiza Corinphila.
Entramos finalmente
en la segunda etapa, que
abarca desde la adquisición de la participación mayoritaria en el grupo Greg
Manning Auctions, Inc. (sep. 2003), hasta la intervención judicial de Afinsa.
Lo que viene a continuación, es la síntesis
de la situación en la que se encontraba Afinsa en esta etapa. Fue desarrollada
por Juan Antonio Cano, Presidente de Afinsa, para su inclusión en el documento
de convenio anticipado que realizó la empresa en noviembre de 2006.
Por su evidente interés, paso a transcribirla
textualmente.
Habla Juan Antonio Cano
“La compañía
inició una profunda transformación cuando, en enero de 2002, tomó la decisión
de agrupar todas sus unidades operativas centradas en el coleccionismo,
suministro de bienes de colección y comercio electrónico, en una única empresa
cuya cabecera fuera su compañía participada en USA y cotizada en Bolsa, Greg
Manning Inc. Esta iniciativa ya estaba diseñada desde el año 2000, cuando el
proceso comercial y de negocio de Internet se encontraba en su máximo nivel.
Entonces, la estrategia dominante en el proyecto pasaba por las posibilidades
que Internet brindaba al comercio internacional de bienes de colección en
general, pero más en particular a la filatelia y la numismática. En el mercado
norteamericano, donde Internet más desarrollo encontraba, los especialistas
cifraban el incremento de la demanda de estos bienes, debido a las
posibilidades que Internet ofrecía, en más de cuatro o cinco veces. La crisis
que vivió el sector de Internet en 2001 ralentizó este proyecto y cuando se
recuperó en 2002 se hizo cambiando el eje estratégico hacia la forma de operar
los negocios de base, fundamentalmente casas de subastas, dejando Internet como
uno de los canales comerciales a desarrollar en una segunda etapa, pasados tres
años desde el inicio del proyecto y una vez se consolidaran todos los
requerimientos para su operativa en economía real.
Así nació, en el
Grupo Afinsa, este importante proyecto, con la idea de crear la primera
organización mundial de comercialización por subastas y comercio electrónico de
bienes de colección. La compañía así creada actuaría como integradora de
empresas de colección líderes en sus ámbitos de actividad y territorios de
actuación. Una compañía capaz de coordinar diferentes negocios en diferentes
territorios, creando ventajas sinérgicas para cada uno de ellos en particular y
para el conjunto en su globalidad. Una empresa que pudiera diseñar estrategias
globales, pero que, sin embargo, tuviera la capacidad de actuar con eficacia en
ámbitos locales, con capacidad de gestionar el conocimiento y la información y
ponerla al servicio de aquel que pudiera necesitarlo y obtener de ello ventajas
concretas de aplicación en el negocio.
El Grupo Afinsa
estaba preparándose para este objetivo desde hacía años, y en ese sentido había
ido comprando empresas de coleccionismo o participaciones significativas en
compañías presentes en los principales mercados de estos ámbitos de actividad.
En concreto, en USA, en el año 1997, Afinsa entró en el capital de la compañía Greg Manning, cotizada en el índice NASDAQ,
que asimismo reunía bajo esta marca importantes empresas en los sectores de
numismática y filatelia. Siempre se pensó que el proyecto diseñado requería
para su perfeccionamiento cotizar en un mercado organizado. Las razones básicas
se hallaban en su necesidad de crecimiento y por lo tanto de acceso a
financiación y a la exigencia de eficiencia y control que un proyecto de esta
naturaleza requería en todo momento. Por otra parte, Afinsa conseguiría,
además, poner en valor las inversiones realizadas en el área de coleccionismo
desde 1980, capitalizando de esta manera el importantísimo fondo de comercio
creado en ellas.
Para este
proyecto, por lo tanto, la empresa cabecera sería Greg Manning, de la que
Afinsa, en el año 2002, ya tenía el 48% de su capital. En ella se integrarían,
mediante un proceso de fusión por compra, todas las empresas del sector del
coleccionismo de Afinsa, convirtiendo el proyecto resultante en una nueva
empresa heredera natural de las actuaciones e historia de Afinsa en este campo.
El proyecto de
creación de esta nueva compañía, su plan estratégico y el plan de negocios se
presentó a la compañía norteamericana en la primavera de 2002, siendo aprobado
por su Consejo de Administración en junio de ese mismo año. La aprobación de
dichos planes por parte de la Bolsa NASDAQ llegó en diciembre de 2002 dando, por
último, la SEC, (Security Exchange Comission), máximo ámbito de control y
regulación de los mercados bursátiles norteamericanos, su aprobación definitiva
en septiembre de 2003.
En tanto esta
autorización llegaba, Afinsa inició, en las empresas de su Grupo concernidas
con este proyecto, un amplio trabajo de adecuación y ajuste a lo que sería su
próxima realidad. El objetivo era que todas ellas pudieran, por eficiencia y
procedimientos internos, incorporarse, sin problema alguno, al rigor de una
empresa cotizada en los mercados norteamericanos. Estos objetivos se
consiguieron en dos fases temporales distintas, que se desarrollaron en los
siguientes dos años. En ese tiempo hubo que hacer importantes ajustes en
algunas de las citadas empresas, siendo quizá el más significativo de todos el
que afectaba a aquellos ámbitos relacionados con el suministro de sellos para
los programas de inversión.
El departamento
interno preexistente cambió y pasó a ser una empresa independiente de Afinsa e
integrada en GM, con un manual de procedimientos y actuaciones explícito y
previamente aprobado por los máximos órganos de supervisión y control de la
empresa a la que pertenecía. Este hecho, el nacimiento de esta empresa llamada
Central de Compras, fue importantísimo para Afinsa. En ella se integraron todas
las competencias y capacidades de la mayor organización filatélica mundial, con
expertos en USA, Europa, Asia, y con empresas que daban soporte logístico de
compras en todos esos lugares. Con todo ello, la capacidad de compra en Afinsa
aumentó extraordinariamente y, por ende, su tranquilidad de tener garantizadas
sus fuentes de suministro futuras procedentes de todos los mercados mundiales y
siempre con la garantía de personal altamente cualificado ocupándose de este
objetivo. Los años posteriores a su creación, Central de Compras demostró lo
acertado de esta predicción.
Durante el
proceso de auditoría del año 2003 realizado al Departamento de
Suministros, se detectaron irregularidades
en los sellos facilitados por un proveedor. Requerido el mismo al respecto y
ante su negativa de hacerse responsable de dichas anomalías, se procedió de
inmediato a cancelar la relación comercial con dicho proveedor, retirar todos
los sellos, procedentes de esta fuente, de nuestros stocks y recomprar los que
hubieran sido vendidos para, una vez agrupados todos ellos, proceder a un
minucioso examen y expertización que determinara su adecuado valor y que
pudiera permitir, en su momento, iniciar las acciones de reclamación civil o
penal a que hubiere lugar.
Un caso como
éste, ocurrido cuando se estaba creando la nueva empresa de suministro, aún
acentuó más, si cabe, la extraordinaria exigencia en todos los mecanismos de
control de compras y supervisión a incorporar en ella, como da fe el manual
operacional creado al respecto y vigente aún hoy día en Central de Compras.
La compañía
nacida en septiembre de 2003 de la forma descrita, fue articulándose en los
años siguientes como un holding de empresas en los ámbitos de la
filatelia, la numismática y el arte, con distribución y venta a través de
empresas especializadas en subastas y comercio electrónico y con centros
operativos en Norteamérica, Europa y Asia. Al año de su creación, la empresa
cambió su denominación y pasó a llamarse Escala, renovando asimismo su
dirección y presencia comercial en los mercados. Su operativa siguió fiel al
cumplimiento de las obligaciones de una compañía cotizada en el mercado
norteamericano y, por lo tanto, con un escrupuloso cumplimiento de las
directrices y normativas provenientes de la SEC o de leyes como la Sabarnes-Oxley.
Afinsa era
propietaria de aproximadamente el 70% del capital de Escala y ejercía con
responsabilidad su condición de socio estratégico a través de los consejeros
que la representaban en el Consejo de Administración de dicha empresa. Los
resultados operacionales de la empresa y su fuerte estrategia hicieron que
rápidamente aumentara su valor en el mercado, pasando su cotización bursátil de
$5 por acción en 2003, a más de $30, a lo largo de 2006. Importantes analistas
financieros independientes, que seguían el valor con regularidad y que habían
tenido la oportunidad también de estudiar a fondo a Afinsa, como es el caso de
la prestigiosa firma Oppenheimer, situaban el valor objetivo de la acción, en
junio de 2006, por encima de los $40.
La fortaleza
financiera de la empresa, su consolidación internacional, el fuerte proyecto
estratégico que la inspiraba y la importancia de sus socios, hacían de ella el
centro de atención de bancos de negocios y otros intermediarios financieros
interesados en colaborar y participar activamente en sus planes de expansión.
Estos planes
establecían, en primer lugar, consolidar el liderazgo, ya incipiente, que se
tenía en el mercado norteamericano, con compras selectivas en los sectores de
filatelia y numismática, en empresas históricas de ambos sectores y con un
enorme potencial de creación de valor. Candidatas a ello eran, entre otras, las
empresas Heritage, en numismática y Siegel, en filatelia. Asimismo se había
hecho posible el inicio en Norteamérica de la actividad en arte y antigüedades
con la compra de las empresas…
En Europa se
planeaba hacer una adquisición en el área filatélica en el mercado inglés,
habiéndose estudiado como candidatas las empresas Spink, Stanley Gibbons y
Hammer London.
En Asia, ya se
disponía en el grupo de una importante casa de subastas en China, en Hong Kong
en concreto, John Bull, la más antigua de las empresas filatélicas chinas. Los
planes pasaban, con esta base tan importante en este mercado, por establecer
alguna de nuestras más acreditadas subastadoras internacionales, como era el
caso de Corinphila. Su base operativa sería Singapur, donde ya había estado
presente hacía años, para, consolidando esta posición, pasar a operar también
en Japón, India y Australia.
Una estrategia
similar de implantación de empresas de prestigio, ya presentes en el grupo, se
iba a seguir para Oriente Medio y también en algunos países de América Latina,
en concreto Méjico, Argentina, Brasil y Chile, donde ya hacía tiempo se venía
realizando una actividad comercial de cierta entidad por empresas del Grupo
Afinsa.
Estas
adquisiciones, en áreas con fuerte presencia en Escala, se pensaban financiar
con recursos propios. Sin embargo, llevar a cabo otras adquisiciones o tomas de
participación en el tercer eje de actividad estratégico, además del filatélico
o del numismático, el del arte, aún por completar en sus elementos básicos,
requeriría de financiación externa para su perfeccionamiento. A este respecto y
dado lo ambicioso del proyecto, se estaba trabajando con bancos de la
importancia de UBS, Goldman Sachs, Caja Madrid, y Santander de Negocios, entre
otros. En concreto, se perseguía entrar con una participación significativa en
el capital de las empresas Sothebys o Christies. Dada la complejidad del
proyecto y los cambios ocurridos en estas empresas, ya se habían empleado cerca
de dos años, en trabajos preparatorios y en planificación. Como alternativa a
estas empresas había planes que concernían a la inglesa Bonhams, a las
francesas Artcuriel y Tajan y a la danesa Bukowski. La fecha, objetivo para la
aplicación de este proyecto, era septiembre de 2007.
Otros proyectos
en fase de negociación eran la compra o entrada en el capital de Antiquorum,
gran empresa de venta por subasta de relojes de pulsera de colección y relojes
antiguos, y Samerhuset, la más importante empresa de venta de novedades
numismáticas.
Como ya se ha
mencionado, esta fase de expansión y crecimiento se simultaneaba con los
potentes desarrollos de venta por Internet, en los que el socio Afinsa ya tenía
una importante experiencia en el pasado. Los planes establecían la creación de
una enorme base de datos, interrelacionada con todas las referencias
filatélicas y numismáticas disponibles a la venta en todo el Grupo Escala. Se
crearía así la mayor oferta de venta filatélica y numismática del mundo,
respaldando, además, su comercialización por Internet con una fuerte red de
oficinas operativas repartidas por todo el mundo. Un sistema con esta interacción,
y dotado de las máximas garantías formales para el consumidor, conseguiría, como
habían vaticinado los expertos, que el comercio internacional de estos bienes
aumentase de forma exponencial.
La mayor
dificultad para el crecimiento de estos mercados es la imposibilidad para el
coleccionista de acceder de forma sencilla y segura a la oferta de los miles de
comerciantes no presentes en su país de origen. Ello lleva también a pensar en
las dificultades de venta que puede encontrar el coleccionista cuando se trata
de filatelia o numismática no habitual en su país de residencia. La creación de
una estructura global, con presencia operativa en ocho países, repartidos en
cinco continentes, a través de las marcas más prestigiosas de esos mercados,
unida a la extraordinaria oferta de sellos y monedas, más todo el conjunto de
servicios de valor añadido que el grupo presenta, harían, sin duda, que estas
barreras desaparecieran y el comercio se hiciera mucho más intenso y fluido. A
todo ello hay que añadir la garantía adicional de transparencia y rigor que
supone que la empresa que lo hace posible sea un grupo que cotiza en Bolsa en
USA.
La creación de
este proyecto sirvió de impulso para el cambio y mejora en otras áreas
generales de la compañía, que se dotó, en su perfil interno, de competencias
propias de una compañía multinacional con capacidad, por lo tanto, de gestión y
supervisión avanzadas. Se mejoraron las áreas económicas, jurídicas,
administrativas y de alta dirección, con nuevas contrataciones y métodos de trabajo.
Para no perder
identidad y para acompañar el crecimiento con la adecuada capacitación del
personal, de manera que no hubiera desfase alguno entre el pasado y el presente
de la compañía, se dio mucha importancia, en estos años, a la formación y a la
integración e interrelación de los equipos del Grupo Afinsa.
Para el
cumplimiento de este objetivo se creó el Centro de Formación Afinsa de
Aranjuez, un centro residencial de más de 2.000 m2 de superficie, donde se
impartían conferencias, seminarios y cursos a cualquier nivel directivo de la
compañía.
Esta ampliación
logística, y, como es lógico, la incorporación de nuevos especialistas en
formación empresarial, han hecho que en estos últimos años Afinsa esté a la
vanguardia en la formación profesional de sus equipos. Esta labor se ha visto
reconocida y complementada, de forma muy valiosa, con los acuerdos establecidos
en varias universidades españolas, como la Universidad Rey Juan Carlos I, de la
que el centro de Aranjuez es colaborador, o la de Vigo. A resultas de estos
acuerdos, se han publicado diversas tesis doctorales sobre los bienes de
colección, sus mercados y las diferentes formas de inversión posibles en ellos.
Asimismo, se han impartido numerosos cursos y seminarios centrados en estas
materias, como, por ejemplo, los impartidos por AEDEM. Una organización más
experta y cualificada, una consolidada posición
internacional, la garantía de suministros de calidad sostenida en el
tiempo y una mayor eficacia en las inversiones a realizar, etc. permitieron, asimismo,
que el crecimiento comercial y de ventas del área de programas de inversión
fuera notable en estos años.
Este crecimiento,
no obstante, estuvo siempre bajo un férreo control para que las ventas
estuvieran siempre dentro de los indicadores de seguridad de los que la empresa
se había dotado. Desde un punto de vista técnico, se vigilaba que los
suministros futuros estuvieran garantizados ante la demanda comprometida y que
la operativa de seguridad, en el área financiera, en relación a coberturas de
liquidez por ejemplo, cumpliera los indicadores establecidos. Todo ello hizo
que los responsables comerciales, ante la fortaleza de las organizaciones de
venta y su gran capacidad para el crecimiento, plantearan la posibilidad de
vender otros productos y servicios tanto procedentes de nuestro propio Grupo,
como fuera de él. Por esta razón, se iniciaron los trabajos para incorporar
nuevas líneas de ventas que, ya en 2006, estaban listas para su inicio. Así,
aprovechando las coberturas de conocimiento y suministro proporcionadas por
Escala, en 2006, estaba previsto iniciar la comercialización ordenada de planes
de venta de monedas de colección y también de oro amonedado, los llamados bullion.
Las expectativas con relación a estas dos líneas de actividad eran
extraordinarias por garantizar las empresas de Escala el acceso a estos bienes
en unas condiciones inmejorables para nuestros clientes. Los planes estaban
terminados; se habían realizado ensayos, a título de prueba, con resultados
inmejorables, la organización se encontraba formada y toda la operativa estaba
preparada para comenzar su lanzamiento en septiembre de 2006.
De igual manera,
se tenía todo preparado para comenzar la comercialización de diamantes de
inversión después de las preceptivas pruebas y ensayos ya realizados en la
misma fecha, septiembre de 2006.El tercer proyecto que se tenía previsto
lanzar, en la misma fecha, eran los billetes de colección. Si bien, por la
dimensión de su mercado, este proyecto era menos ambicioso que los otros dos,
tal y como se había preparado y organizado el mismo, garantizaba a Afinsa un
liderazgo absoluto en este mercado en menos de dos años.
Según los planes
diseñados, en cinco años Afinsa vendería tantas monedas y oro como sellos, y en
diez años los diamantes constituirían una cuarta parte de su facturación.
En cuanto a
productos y servicios ajenos a la naturaleza del negocio de Afinsa, destacaba
entre todos la comercialización como prescriptores de productos o servicios de
áreas financieras o compañías de seguros. Para el desarrollo de estas
iniciativas, Afinsa se dirigió de forma previa, y después de haber recibido
propuestas de colaboración formales de importantes empresas de esos sectores, a
la CNMV. A dicha comisión se le explicó con detalle cuál sería la participación
de Afinsa en esas colaboraciones ofrecidas por terceros, y que nunca llegaría a
ser más que la de meros prescriptores sin capacidad alguna de contratación directa.
La comisión no recomendó iniciar esta actividad por la razón fundamental de
que, siendo nuestra actividad de carácter mercantil, ofrecer, aunque fuese como
prescriptores, productos de carácter financiero de otras empresas, podría crear
confusión en nuestros clientes sobre la auténtica naturaleza de la actividad de
nuestra empresa. Afinsa nunca inició esta actividad, aunque confiábamos en
encontrar una fórmula plenamente satisfactoria para la CNMV y que no privara a
la empresa de estas posibilidades de ingresos que, dada la dimensión de la red
de ventas, podía ser muy beneficiosa.
Afinsa estudió,
también, extender su actividad básica fuera de España. En este sentido, dos
eran los proyectos fundamentales que hasta ese momento estaban en curso. El
primero de ellos, y dentro de las fronteras de la UE, era Italia. El otro país,
que se encuentra fuera de las fronteras de la UE y, por lo tanto, con un mayor
nivel de complejidad, era China.
Afinsa había
desarrollado actividades en China desde el año 1998, tanto en el campo
filatélico como participando en empresas de Internet. El prestigio de nuestra
empresa en los mercados filatélicos internacionales y en los máximos estamentos
filatélicos a nivel mundial, aconsejó al máximo responsable de las áreas
filatélicas del Gobierno de China iniciar con Afinsa conversaciones primero, y
negociaciones después, tendentes a desarrollar en ese país nuestros programas
de inversión en filatelia.
La filatelia en
China es una de las primeras aficiones de su población y existe un enorme
conocimiento popular de sus características como bien de inversión. Son muchos
los chinos, millones seguramente, que en épocas pasadas pudieron vender a nivel
particular sellos, dentro y fuera de su país, y comprobar por sí mismos las
ventajas que como inversión tiene la filatelia.
Conocedores de
este saber popular, previendo el alza espectacular que ya está experimentando
la demanda de filatelia en China y teniendo los Correos de China una enorme
infraestructura logística de más de 30.000 oficinas y personal comercial
preparado para su atención, los responsables del Correo deseaban el
asesoramiento y apoyo de Afinsa, con todo el know how necesario para
crear y comercializar planes de inversión en filatelia adecuados a las
características de su país.
Este proyecto, de
enorme alcance y tamaño, era gestionado en Afinsa de forma integral, estudiando
y planificando todo lo concerniente al mismo, desde los aspectos comerciales,
técnicos, financieros o de suministro, e involucrando en su preparación no sólo
a departamentos propios, sino también a empresas del Grupo. Por su complejidad
y extensión su fecha de aplicación se contemplaba para enero de 2008.
Una realidad tan
heterogénea, el proceso de cambio constante que afectaba al grupo, unida al
crecimiento de cada una de las unidades de negocio, hacían necesario también un
cambio orgánico en Afinsa, ya planificado en 2005 y en fase de ejecución en
2006. Su objetivo era crear un holding que detentara las acciones de las
empresas y se ocupara de la fijación de estrategias, decisiones de inversión y
supervisión y control de los negocios. A ese holding pertenecerían todas
las empresas del Grupo, ordenadas por áreas de actividad homogénea. El objetivo
que se perseguía era aumentar la eficacia poniendo a disposición de cada unidad
operativa los máximos recursos disponibles en el Grupo y elevando asimismo las
exigencias de resultado. Se había iniciado un proceso de descentralización de
todos los departamentos centrales hacia cada una de estas áreas, estableciendo
con claridad para cada una de ellas su correspondiente plan de negocios y
estructura operativa. Se ganaría así en eficacia, en eficiencia y también en
transparencia, acercándose, de esta manera, a la posibilidad futura de que todo
el Grupo pudiera cotizar en Bolsa.
Para este último
objetivo, Afinsa necesitaba una mayor y mejor definición normativa en lo
concerniente a sus programas de inversión en bienes de colección. Ésta ha sido
una vieja reivindicación que Afinsa viene reclamando a la Administración ya desde
1988, ante los casos de diferentes casos de intrusismo empresarial que en esa
década se produjeron.
Las distintas
Administraciones entendieron, de forma reiterada, que era suficiente lo ya
legislado y que Afinsa debía atenerse a las leyes en vigor en el ordenamiento
jurídico—mercantil español.
Ante la dimensión
de nuestro negocio y la cada vez mayor complejidad en todas las operaciones de
inversión del mercado, Afinsa reiteró esta necesidad de una mejor normativa,
específicamente afecta a nuestro negocio, a partir del año 2002.
A nuestro juicio,
era urgente e importante clarificar todo lo relacionado con estas inversiones
en aras de una mayor seguridad jurídica para las empresas que operaban en este
sector, sus clientes y sus trabajadores. Se creó una asociación sectorial,
ASECI, con el único fin de facilitar a la Administración un interlocutor único
al que dirigirse. Se hicieron llamamientos desde estos ámbitos a los diferentes
Ministerios competentes y, por fin, en 2003, se publicó la Ley de Instituciones
de Inversión Colectiva, que, en su apartado referente a Instituciones no
Financieras y en su Disposición Adicional Segunda, establece una primera regulación
específica para esta actividad, dejando para más adelante el desarrollo del
reglamento. Insistimos asimismo entonces ante los organismos competentes en la
necesidad de un pronto desarrollo de la Ley. Incluso avanzamos algunos
borradores que pudieran servir de inicio del mismo. Nunca tuvimos respuesta
alguna. Todas nuestras iniciativas merecieron el silencio de la Administración.
En mayo de 2006,
Afinsa se encontraba en las mejores condiciones posibles para liderar la
transformación que iba a experimentar el sector de los bienes de colección a
nivel mundial, y que ya se había iniciado a partir del año 2000. Disponía de la
mayor y mejor organización empresarial del sector, con empresas en tres
continentes y en ocho países. Con los mejores expertos en sus actividades,
acreditados por su trabajo a lo largo de muchos años y por el éxito y
reconocimiento obtenido por sus empresas en sus mercados respectivos. Con una
dirección experta en la gestión de negocios complejos, capaz de liderar estos
procesos y los cambios que hubieran de llegar. Con un personal formado,
motivado y completamente comprometido con la empresa. Con proyectos y planes
contrastados y en ejecución. Con veintisiete años de experiencia y el mayor
prestigio en todos los foros internacionales. Y con la determinación y
capacidad para abordar cualquier cambio necesario o cumplir cualquier exigencia
que le fuera impuesta, como ya tantas veces había demostrado en el pasado”.
Tras este
paréntesis dedicado al informe elaborado por Juan Antonio Cano, retomamos
el hilo de nuestro relato retrocediendo en el tiempo hasta el año 2003.
Afinsa adquiere
en ese año la mayoría del capital del Grupo Greg Manning, del que ya era accionista
de referencia desde el año 1997. El Grupo Afinsa se configura entonces bajo dos
divisiones: una que comercializa la filatelia y numismática, además de otros
coleccionables, para los mercados del coleccionismo, y otra que comercializa
los mismos bienes para un mercado interesado en la inversión. A partir de este
momento, Juan Antonio Cano pasa a presidir el Grupo Afinsa por decisión del
Consejo de Administración.
En el año 2004, se inaugura el Centro de Formación y
Escuela de Negocios Internacional Palacio del Nuncio, en Aranjuez, centro
universitario adscrito a la Universidad Rey Juan Carlos.
En enero del
2005, el Palacio de
Gamazo, declarado como Patrimonio Histórico y ubicado en la Calle Génova,
adquiere la condición de nueva sede social de Afinsa.
En julio de
2005, se formaliza la
compra de A—Mark, empresa especializada
en la compra—venta e intermediación en oro inversor, con una facturación
superior a 3.000 millones de dólares. Un día antes de la
intervención, Afinsa había llegado a un acuerdo de compra de otra empresa
norteamericana, a través de la cual habrían adquirido los conocimientos y el expertise necesario para poner en
marcha en España los correspondientes canales de venta de oro minoristas.
El 21 de enero
de 2006, tan sólo cuatro meses antes de la intervención, Cinco Días avanzaba
la noticia de la creación de Valsart Gestión, una sociedad creada con el fin de
canalizar inversiones de los grandes patrimonios españoles hacia el mercado del
arte.
Algunos de los banqueros y abogados que irían de la mano de expertos
coleccionistas en este proyecto, que sigue vivo, eran, entre otros: Diego
Aguinaga, Alfonso Botín, María de Corral, Lorena Martínez Corral, Luis
Guerreiro, Enrique de Leyva, Jordi Pujol, Javier Rivero, Jaime Rotondo, o Ana
Sokoloff.
Además de estos profesionales, participaba, como socio en el proyecto, el
Grupo Afinsa.
Decir, finalmente, y como dato importante, que el ejercicio contable del
2005, último de esta etapa, presentó unas ventas consolidadas de todo el Grupo
Afinsa de 1.900 millones de euros, y un beneficio consolidado de más de 145
millones de euros.
La tercera y
última etapa nos lleva
desde que tiene lugar la intervención hasta la sustitución de sus legítimos
administradores por la Administración Judicial (09.05.2006 a 14.07.2006).
El 9 de mayo
de 2006 se produce la
intervención judicial de Afinsa por orden del Juzgado de Instrucción, número 1,
de la Audiencia Nacional, lo que implica, en el ámbito económico, las
siguientes medidas cautelares:
• Suspensión de la actividad principal de
Afinsa Bienes Tangibles, S.A.
• Bloqueo de las cuentas en entidades
financieras correspondientes a inversiones financieras y fondos de la compañía
y empresas del Grupo radicadas en territorio de España y Portugal.
• Nombramiento de una Administración
Judicial en sustitución del anterior Consejo de Administración, compuesta por
un administrador judicial (funcionario de la Agencia Tributaria) y de un
Interventor Judicial en representación de los anteriores administradores de la
compañía.
La trayectoria
que acabamos de recorrer es, en realidad, una breve reseña de las actividades y
proyectos realizados por Afinsa durante sus más de 26 años de existencia. La
lista de subastas benéficas, patrocinios, convenios de colaboración con
universidades, participación en fundaciones diversas y premios recibidos, es
interminable. Habría requerido páginas
y más páginas el haber incorporado dicha trayectoria, en su totalidad.
Pero, además de
todo lo anterior, y una vez analizado el impresionante histórico del holding,
hay un hecho que resulta interesante destacar: no me ha sido posible encontrar
incumplimiento alguno, frente a terceros, que poder trasladar al lector. Ni un
sólo impago. Ninguna deuda. Hasta el mismo instante de la intervención, Afinsa
había cumplido con sus compromisos con todos y cada uno de sus clientes Con una puntualidad cronométrica. No existen
compromisos incumplidos, ni denuncia alguna, clientes estafados. La compañía no
tuvo un sólo problema de liquidez durante sus más de veinticinco años de
existencia. La estafa piramidal de la que reiteradamente se acusa a la
compañía, nunca existió. En términos de cumplimiento empresarial, Afinsa era un
referente excepcional.
Como dato
ilustrativo al respecto, un último apunte: el día de la intervención, Afinsa
contaba con una liquidez superior a 180 millones de euros, depositados todos
ellos en cuentas de bancos dentro del territorio español. Y hago esta precisión
porque, como parte del escandaloso guión, llegó a publicarse que la cuenta de Afinsa
en la Unión de Banca Suiza (UBS), estaba en el país helvético, cuando, en
realidad, estaba abierta en la sucursal que el banco suizo tiene en el Paseo de
la Castellana, a escasos metros de la Calle de Génova, sede social de Afinsa,
en Madrid, y de la propia Audiencia Nacional.
Siendo todo lo
anterior verdaderamente significativo, no lo es tanto cuando lo comparamos con
aquello que estaba por venir; con el previsible éxito que el futuro le
reservaba al Grupo Afinsa, de haber podido materializar su nueva estrategia de
negocio, que incluía la venta de oro y metales preciosos, y su entrada en los
imponentes mercados asiáticos de India y China.
El auténtico
valor de Afinsa estaba por llegar. Por eso había que destruirla. Porque, si bien no era un objetivo
prioritario, no debe descartarse que, llegado el momento, Afinsa hubiese
entrado en el negocio de los mercados financieros comprando un banco. De
hecho, incorporados a toda la documentación incautada por la Fiscalía el día de
la intervención, existen un par de
documentos, extraordinariamente interesantes, que fueron encontrados sobre el
escritorio de uno de los directivos: dos bancos españoles habían ofrecido a
Afinsa la venta de su ficha bancaria, y la empresa de bienes tangibles estaba
considerando esa posibilidad. Uno de ellos era la Banca Pueyo. El otro, el
Banco de Valencia.
Afinsa ya no
existe, y el vacío que ha dejado en el panorama inversor en bienes tangibles y
de colección —nacional e internacional—es irreemplazable.
Por otra parte, el
“botín” expoliado a los clientes y producto del saqueo, compuesto por más de ciento cincuenta millones de unidades
filatélicas haría las delicias de cualquier entidad financiera que quisiera
constituir con ellas un producto diferente que poder ofrecer dentro del
volátil, escuálido y poco fiable escenario de inversión actual.
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